A mis veinte y diez

Ya no soy un niño, pero disfruto como si lo fuera. Unos días antes del cambio de década en mi edad estrenaba un nuevo proyecto rodeado de gente a la que adoro y sin la cual no habría sido capaz de hacerlo, entre otras cosas porque de sus cabezas salió toda esta aventura y me colocaron a mi al frente. Una confianza la que depositaban en mi que yo agradezco y no se como demostrarles que los quiero a todos y cada uno de ellos con locura.

Me di cuenta que no soy un niño cuando estos mismos amigos me secuestraron para celebrar mi cumpleaños y me organizaron un día que no voy a olvidar, me hicieron volar, me organizaron una comida en el campo y me llevaron a una sesión de chapa y pintura. Todo eso en un día. Los sentimientos se me enfrentaban, mitad ganas de matarlos a todos (tengo algo de vértigo) y mitad ganas de no perderlos nunca (me hicieron llorar más de una vez, pero de alegría)

Y me faltó gente, mucha gente, los motivos...pueden ser varios, pero si que es cierto que me faltaron personas que antes eran parte de mi vida y que ha día de hoy son prácticamente extraños para mi. Tal vez sea que ya no soy un niño...

Pero no quedó ahí, prácticamente durante toda la semana han ido sucediendo cosas, felicitaciones, algunas que me han dado un pellizco en el corazoncito y otros que como dije antes me han dolido por su ausencia. Pero sea como fuere, hay que vivir el momento y con gente así a mi alrededor puedo estar orgulloso, de hecho los estoy, por que esas personas han apostado fuerte por la amistad, incluso entre ellos, teniéndome a mi en el centro de todos durante una semana entera.

Y como digo, la semana terminó con casi 20 horas de concierto, entre el pre-concierto y el post-concierto donde disfrutamos, vibramos y gritamos hasta quedarnos sin voz. Solo puedo decir,

GRACIAS POR COMPARTIR MI LLEGADA A LOS 30 A TODOS.

GRACIAS POR COMPARTIR LA AVENTURA DE LA RADIO.

GRACIAS POR APOSTAR POR NUESTRA AMISTAD.

GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS.