lunes, 13 de agosto de 2012

Lágrimas de San Lorenzo

Solo pequeños y suaves destellos en el cielo, acompañados de una luna llena inmensa y radiante. Solo eso y sus cuerpos. Quitándose las ganas de que pasara, desnudos. Haciendo un sueño realidad.


Estaban juntos, con la ropa desperdigada por toda la terraza, dejándose embaucar por la pasión acumulada, alimentando el ansia de esas ganas que tenían de que pasara. Aquello no era pasión, era lujuria, acompasada y rítmica, a veces con cierta violencia en los movimientos. Aun con la luz de esa grandiosa luna llena inundándolo todo apenas si se percibía donde acaba un cuerpo y empieza otro. Es como en tus mejores sueños.


El sudor, mezclado con la brisa y ese descontrol de sentimientos hacía que ambos tuvieran la piel erizada, ambos entregándose más de lo que jamás hubieran pensado, ambos dejando claro que esto debió pasar antes, ambos disfrutando de algo salvaje y pasional. Ambos disfrutando de la realidad de un sueño.

Perdieron la noción del tiempo, perdieron el control sobre sus cuerpos, perdieron el miedo, ganaron las ganas, venció el coraje, venció la noche, se consumó ese sueño que había crecido en tan poco tiempo.

Pero como todos los sueños, este también tiene un final, entre caricias y temblores, pequeños besos y miles de miradas, con la luna y las perseidas aun centelleantes en el firmamento despertaron. Y no fue hasta el momento en el que se separaron, que descubrieron que ese sueño, jamás debió hacerse realidad.

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