jueves, 24 de abril de 2014

Luna de Piel de Toro

Antaño, cuando el toreo era cosa de unos pocos, cuando las ganaderías eran como templos, cuando los recursos eran escasos...antes, cuando todo era rústico y rudo, comenzó una tradición. Los "muletillas" esos que saltaban a las grandes plazas para dar un par de capotazos antes que los cogiera la guardia, intentando dejar en el albero su impronta y su destreza con la capa. Esos, que sin medios para entrenar y aprovechando la Luna Llena acechaban las fincas, se colaban intentando no ser descubiertos, separaban a un toro de los demás y, desnudos, iluminados solo por ese brillo especial que tiene la Luna Llena, con un trapo por capote y sin espada, se enfrentaban de igual a igual con el noble y bello animal. Se decía que grandes toreros, habían pasado por eso antes de convertirse en Leyendas, se decía que si no habías enfrentado tu desnudez ante tan soberbio animal no eras torero, se decían tantas cosas...


Ahora, en estos tiempos donde hay escuelas para cualquier cosa, donde cualquiera es profesor de cualquier materia ¿quién te enseña los valores? El valor de enfrentarte a tus miedos, el valor de enfrentarte a la realidad, el valor de tener que luchar por conseguir acomodarte en este mundo. 

Ahora estamos como antaño, distinto decorado, distinto rival, misma situación. Pocos son los que salen desnudos a enfrentarse con ese "toro" que ya no es noble y que me perdonen los taurinos, pero les han salido duros competidores. Ya no hay capotes, ni muletas. Ya no hay valientes desnudos. Ahora, cualquiera es torero. Ahora, no quedan valores, ni nadie que los defienda. 


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