jueves, 6 de agosto de 2015

¿Las Ves Sonreir? (2015)

Un mensaje es lo que me puso en alerta. Aunque lo leí sobre las 10 de la mañana, el mensaje llevaba en mi teléfono desde las ocho y media. Ese mensaje me tuvo alterado toda la mañana, pendiente (más de lo normal) del teléfono. Llamadas cada hora para ver si había alguna evolución.

Sobre las 17.30 como de costumbre, volví al trabajo, con la batería al 100% y el cargador en la mochila, para evitar sustos. hice una última llamada a eso de las 19.15, no había ninguna novedad...

Así comenzó la larga tarde de trabajo, cuando a eso de las nueve y media me llegó otro mensaje, este acompañado de una foto, fue el primero de muchos, concentrados en algo más de una hora. Cuando llegó el primer mensaje dejé mi puesto, me fui a un banco que hay detrás y me senté a llorar, sí, a llorar, pero de alegría, que según pasaban los minutos se iban convirtiendo en rabia por no poder estar allí.

Al salir del trabajo sobre las 4 de la madrugada, pensé en ir, pero ¿para qué? solo molestaría, aunque me sobraban ganas. Así que puse la alarma temprano, con dos o tres horas de sueño tendría suficiente. Apenas eran las 9 de la mañana cuando llegué al hospital.

Tenía una mezcla de nervios, ganas, ilusión, todo mezclado. Busqué el ascensor, pulsé el botón de la segunda planta y salí disparado intentando localizar lo más rápido posible la habitación. Al entrar todo era luz, y no solo por que las persianas estuvieran hasta arriba o porque el sol apretara con fuerza a esas horas, en una sola habitación estaban las dos mujeres que más quiero en vida y una recién llegada que acaba de convertirse en la niña de mis ojos.

Pequeñita, rechoncha con sus tres kilos y medio, y para mí, de las criaturas más bellas que había visto hasta entonces. Alicia es así. Es mi primera sobrina. Me la pusieron en los brazos, jamás había tenido a alguien tan pequeño en mis brazos, siempre he sido muy reticente en ese aspecto...pero esta vez, tenía ganas. La había visto en las ecografías, me había emocionado viéndola sonréir a través de un monitor y no podía dejar pasar la oportunidad de tenerla entre mis brazos, con apenas unas horas de vida.

Y entre mis brazos, con los ojos abiertos y moviendo sus manitas me emocioné y ella debió notarlo, porque me dedicó una sonrisa que tengo grabada en mi cabeza. Alicia, tu sí me has llevado al País de las Maravillas, y yo prometo ayudarte siempre que pueda y lo necesites. Bienvenida a la Familia.