Pasear y soñar, tropezarte con alguien por la calle y sentir escalofríos, comenzar una charla en una terraza cualquiera de cualquier bar de cualquier ciudad con cualquier desconocida y no saber donde se había metido todo este tiempo. Leer a cualquier hora, cualquier libro, en cualquier rincón con vistas y alimentar una historia imaginaria sobre una pareja de ensueño que sabes que es imposible.
La casualidad de hacer una foto y que se pongan de acuerdo todos los elementos del mundo para que sea perfecta.
Permitidme que os diga una última cosa...las casualidades, no existen.
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