miércoles, 25 de julio de 2012

No tengo prisa

A estas alturas ya debería estar acostumbrado. Nada sale como uno espera, tal vez siempre se espera demasiado, tal vez, simplemente se espera.

Dar el primer paso antes era fácil, ahora, la inseguridad, la falta de equilibrio, ese afán por intentar que nada ni nadie te haga caer de ese difícil equilibrio que has conseguido tras muchas caídas, eso te impide dar el primer paso, pero sigues avanzando, con cuidado, sin miedo, ritmo lento y pausado, intentando sopesar todos y cada uno de esos pequeños, minúsculos, casi inapreciables pasitos para seguir poco a poco tu camino.


En esos pasos vas encontrando personas, algunas te acompañan, otras te dejan atrás, otras por sorprendente que parezca se quedan rezagadas pese a tu paupérrimo caminar, y otras tiran de ti o te empujan para que tus pasos sean más vivos, más rápidos o más largos.

De esos tienes que ver quien lo hace por ayudar y quien por tirarte de nuevo al suelo, y mientras tanto, tu aguantas tu equilibrio, por que si caes de nuevo, aun sabiendo que volverás a levantarte, siempre habrá alguien, oportunista, que te dirá... "Te lo dije"


Porque no tengo miedo a caerme, si no a que me tiren de nuevo, por que "lo que no te mata, te hace más fuerte" lo tengo demasiado gastado, por que la fuerza no es lo más importante, por que lo importante no es detenerse, pero a veces hay que descansar para poder seguir tu camino. Se esperar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario