martes, 26 de noviembre de 2013

118 pasos (primera parte)

Eso es lo que mide la calle "La Trinidad" de "El Granado" un pueblo del condado de Huelva, el cómo lo sé es algo largo de contar, ¿Tienes un rato? Pues ponte cómodo, que empiezo.


Todo empezó casi dos semanas antes del día que conté la longitud de esa calle, y comenzó con una llamada de teléfono. Al otro lado una voz familiar llamaba desde un número que no tenía registrado, tras unos segundos hablando lo reconocí, era Alberto, uno de los Gerentes de Producciones LEA (no sé si ha cambiado de nombre). Me llamaba para ver si yo era capaz de amenizar unas fiestas (las de El Granado) poniendo música y animando a la gente, yo que soy una persona retraída, muy vergonzoso y a la que no le gusta estar encima de un escenario y mucho menos ponerse delante de un micrófono delante de gente, le dije que SÍ. Estaba claro. Según iban avanzando los los días yo iba preparando un poco el show. Música, cortes de audio, programas de mezclas... Y llegó el día.

Mi primera sorpresa, y muy grata fue que al montarme en el coche que me llevaba hasta el pueblo me encontré con los dos que me habían contratado (Alberto y Gaspar) y con mi tocayo, un crack donde los haya Daniel Bueno, un tipo altamente recomendable y con el que aún tengo pendiente alguna escapada. Así empezó la noche, los cuatro en el coche poniéndonos al día, cuando al cabo de unos 20 km comenzamos a hablar de un ausente al que, seguramente le habría encantado estar en ese coche, para vivir una nueva aventura. Y lo llamamos, habló Alberto con él, algo así fue lo que pasó:
- ¡Quillo Antonio! ¿A que no sabes a donde vamos?
- Sí hombre sí, lo sé. Vais a la fiesta del pueblo ese ¿no?
- Si tio, ¿te vienes o que?
- que va tio, he comprado unas bases de pizzas pa cenar en un rato con mi mujer y mañana aprovechar el día con mi niña...
- ¿Sabes quien viene en el coche?
- Pues no...
- El Montero (¡¡UE!! -los coros los hacíamos los dos Danieles), el Bueno (¡¡UE!!), Gaspar (¡¡UE!!) y yo(¡¡UEEEEEEEEE!!)
- Estoy listo en 5 minutos, recogerme en la gasolinera de la orden.

Así que giramos, y pusimos rumbo a Huelva de nuevo, a recoger al último valiente. Al llegar a Huelva y reencontrarnos de nuevo el equipo de "Y Tu Qué Cantas" sobraron las palabras, y las anécdotas, que no reproduciré aquí, porque eso es para contarlo en 4 o 5 entradas distintas. Entre anécdota y anécdota llegamos a El Granado...y frío no, lo siguiente.

El Granado es un pueblecito de unos 600 habitantes, muy coqueto, con callejuelas serpenteantes y, será por que hacía mucho frío, un agradable olor a candela. Aparcamos el coche, cogí mis trastos y pusimos rumbo al local social donde iba a trabajar esa noche....tengo que reconocer, y sintiéndolo mucho que el bajón fue considerable, el local era enorme, precioso, pero estaba prácticamente vacío. Nos recibió la alcaldesa del pueblo, una mujer joven y muy agradable que nos invitó a cenar mientras la orquesta amenizaba a los presentes. Me pasaron el cartel de las fiestas y... que me perdonen los Djs, yo no me considero uno de ustedes, admiro el trabajo de los profesionales, soy más un showman pero al parecer, era mejor poner "Dj Dani Montero".

Tras la cena, y conectar mi equipo a la mesa de sonido la alcaldesa nos invitó a dar una vuelta por el pueblo, fue cortita, pero agradable, al volver al local donde iba a actuar estaban los camareros y dos parejitas...y arriba que me fui yo. apagaron las luces me dejaron solo en el escenario y tras una hora poniendo música para mis acompañantes, mis jefes, la alcaldesa, una amiga de esta y un grupito de chavales que entró a ver que pasaba allí, la alcaldesa decidió que era hora de dejar descansar a los camareros. Que no me preocupara que iba a cobrar lo pactado íntegro aunque hubiera trabajado la mitad, algo que se agradece, y que iba a montar otra fiesta para llenar el mismo local, que se quedó con ganas de ver lo que era capaz de hacer. Esperaré su llamada.

Así que con medio trabajo hecho y cuando apenas había empezado la noche nos vimos en mitad del condado de Huelva y para no venirnos abajo nos fuimos de bares, concretamente a dos bares, no fuimos a más porque no había. Supongo que serían las 5 de la mañana más o menos cuando conseguimos convencer al único de los nuestros que no se quería ir de allí. Nos costó mucho sacarlo del bar, estaba dándolo todo, pero al final, después de poner mucha resistencia, sucumbió por mayoría.


Y aquí empieza la aventura...

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