lunes, 29 de diciembre de 2014

El año en que todo cambió

Empezó como los anteriores, ya eran muchos sin que nada saliera bien. En este año que ahora termina he intentado cosas nuevas, algunas funcionaron, otras se quedaron en una idea y otras, simplemente se quedaron en intentos. Pese a eso al final ha sido un buen año, porque este año, todo ha cambiado.


Ha sido el año de los embarazos, algunos de esos ya han finalizado, otros están por llegar, algunos los espero con ganas (El de mi hermana por ejemplo), ya que será mi primer sobrino. El trabajo también cambió, tardo en llegar, pero llegó, y ha sido trabajando donde han cambiado más cosas.

Y es que no solo de cambios se hace la felicidad, la cuarta temporada del programa también me hace feliz, y eso que en algún momento pensé en dejarlo, pero la radio me da vida, y ahora mismo la necesito, no sé que haría sin estar delante de un micrófono, aunque no voy a negar que me gustaría estar mucho más tiempo del que estoy.

Pero volviendo a los cambios, después de mucho buscar, de no dejarme llevar por los impulsos animales, de intentar controlar mis sentimientos para evitar pasarlo mal, llegó ella, y lo destrozó todo. No tenía intención de hacerlo, pero lo hizo, en el mismo momento en el que decidió empezar esta aventura conmigo. Se acabó el control, y todo gira en torno a ella, aunque a veces no sé de cuenta.


Por eso 2014 termina con un balance positivo. Tengo trabajo, tengo activa mi afición, estoy a tres meses de conseguir terminar mis nuevos estudios y la tengo ella. Que 2015 sea bueno o malo, ya no depende del destino, será tan bueno como yo quiera que sea, solo tengo que poner de mi parte. Lo que ocurra a partir del 1 de enero ya será otra historia. Felices Fiestas y que el año que está a punto de llegar sea vuestro año del cambio (para bien).

viernes, 21 de noviembre de 2014

Cuando menos lo merezca

¿No os pasa que hay días en los que pensáis qué tal vez hubiera sido mejor no levantarse? Pues eso me pasa a mí desde hace más de una semana. Deambulo de un lado para otro y, pese a que parece que estoy ahí en realidad solo hay un desecho de mi imagen, de mi persona, es un resto de mí. No sé donde esta lo demás.

Es en esos días cuando, queriendo o sin querer, más veces nos equivocamos, y aunque sabemos que nos hemos equivocado tal vez sea demasiado tarde para arreglarlo. En días así siempre es tarde para cualquier cosa, menos para pedir perdón. Eso también lo hacemos mal, o no lo hacemos bien del todo.


Es en estos días cuando realmente te mereces que te digan que eres imbécil, que eres una pérdida de tiempo, que no haces nada por nadie ni para nada, es cuando todo el mundo te mira mal, todo el mundo te exige, cuando no tienes cojones de hacer nada a derechas, entonces, es cuando más lo necesitas. Necesitas que alguien se acerque a ti, que te estás hundiendo en la mierda más profunda que jamás nadie a visto, y te diga, "he venido para ayudarte a salir".

Esto es una disculpa para todos en general por no estar a la altura, y para ti en particular por que sé que te he fallado en todo.

Esto, además de una disculpa es un grito de auxilio, porque no es un día, ni dos, ni tres, ya son demasiados, y cada vez estoy más hundido, no es que no quiera luchar, es que no puedo. Los problemas que tal vez no sean tan severos como aparentan se me hacen insuperables, a mi, que podía con todo, que había conseguido ser feliz a pesar de todo. Ahora me veo escribiendo esto, y es que cuando menos lo merezca...


lunes, 22 de septiembre de 2014

Fundir el Hielo

Un amanecer, eso es lo único que le pidió. Ella aceptó después de darle muchas vueltas a la cabeza. Un amanecer para cambiarlo todo, para romper esa coraza helada que la envolvía. Sólo un amanecer, una oportunidad para intentar liberar el calor que había en su interior, si es que quedaba algo. El frío que la rodeaba estaba lleno de desengaños, mentiras y desilusiones, conseguir destruir esa coraza gélida no era tarea fácil. 

El iba confiado y nervioso, ella a su lado sin gesto alguno de preocupación. Muchos otros lo han intentado y ninguno había conseguido nada, aunque también era cierto que nadie había llegado tan lejos, nadie había conseguido esa oportunidad. ¿Qué tiene él que no tienen los demás?

Un amanecer conlleva una noche y para llegar a la noche había que pasar la tarde, consiguió alguna sonrisa, varios abrazos y que el sol se escondiera más rápido.  Y la noche pasó, y lo que pasó esa noche fue algo diferente a cualquier noche, lo realmente mágico llego instantes antes de los primeros rayos del sol.


Esa armadura fría, que la aislaba y la hacía insensible había desaparecido. Él tenía razón, solo le hizo falta un amanecer. Un amanecer para volver a creer, para volver a confiar, para volver a ilusionarse. Un amanecer para conseguir volver a dar calor y color, para volver a sentir, para derretir y crear algo nuevo.

martes, 16 de septiembre de 2014

Principes Despeinados, con Vaqueros y Gafas de sol - La Princesa de Hielo (Parte 1) -

La Catedral de Fumaces estaba imponente frente a Richard, su obra, esa que tanto sacrificio costó terminar ahora era la envidia de las comarcas cercanas. Frente a la Catedral un imponente boulevard lleno de vida, cargado de puestos donde comprar casi cualquier cosa y tabernas donde degustar todo tipo de viandas y bebidas, alrededor se extendia Fumaces, cada vez más grande y más próspera.

De pie, frente a la puerta principal Richard miraba ensimismado su creación "Ya lo había conseguido todo" se decía, intentaba convencerse de eso, pero sabía que no era así. Bajó la cabeza y se giró, la sombra de su obra se extendía casi hasta el borde mismo de la gran plaza que tenía delante. Se sentó en la escalinata principal, a veces podía pasar tardes enteras como aquella sentado, observando la vida de las gentes pasar. 

Solo las campanas que comenzaron a repicar en los torreones le sacaron de su duermevela, se puso en pie y caminó atravesando la plaza dirección al boulevard, al fondo, justo en el otro lado del paseo estaba su casa, grande, llena de luz, de trabajadores, vacía para él. Mientras caminaba entre el bullicio del paseo vio a su amigo Philip y se sentó con el en una de las mesas de las Tabernas, vino y un poco de queso le puso el tabernero sin preguntar. Silencio entre ambos amigos, ni una palabra durante muchos minutos. Solo sentados, viendo gente pasar, dando pequeños sorbos a sus copas, perdiendo las miradas en la Catedral. Philip fue siempre su mano derecha y siempre lo sería, aunque ahora tuviera que irse.
- ¿Estás seguro?
- Sí, tranquilo, estaré bien
- Siempre que quieras puedes venir, lo sabes Richard...
- Lo sé y espero que tu también lo sepas, aquí siempre tendrás tu casa.
- Si cambias de opinión, me iré a mediodía.
- Dale recuerdos a Marian, aun así intentaré pasarme antes de que os vayáis. Esto lo pago yo amigo, por si no te veo...¡qué tengas buen viaje!

Ambos se levantaron y se fundieron en un abrazo, Richard sacó unas monedas de la bolsa que tenía atada a la cintura y siguió con su camino.

Al llegar a casa todo era un ir y venir de trabajadores terminando de limpiar lo que ya estaba limpio y preparando  el salón pequeño para la cena. En la casa siempre había gente, siempre  había vida, pero desde hacía ya algún tiempo, siempre se sentía solo.

Pasaron varias semanas, Philip ya se había marchado con Marian a su pueblo natal y en Fumaces todo seguía como siempre, por las mañanas el ir y venir de los labriegos camino de las tierras para cuidas las cosechas, las mujeres de aquí para allá en los quehaceres diarios, los niños correteando por la plaza, tranquila vida la de esta tierra. Una mañana mientras Richard estaba desayunando en una de las tabernas del boulevard oyó hablar airadamente a un grupo de amigos sobre una visita de una princesa, que estaba de viaje por estos lares, buscando descanso y algo nuevo que llevar a su tierra, venía del norte, lo que concordaba con el apodo que le habían puesto, "La Princesa de Hielo".

Richard no pudo contener la curiosidad y se unió a la conversación - Dicen que viaja solo con un escudero y un mayordomo- Decía uno -Siempre lleva ropajes negros, y la piel cubierta casi por completo -otro hablaba de su pelo, y otro de la lengua en la que se expresaba -Pero según he oído lo de Princesa de Hielo no es por su origen norteño, al parecer apenas tiene contacto con nadie, solo pasea observa y pide lo que le gusta- Richard escuchaba con atención y empezó a pensar que todo eran habladurías hasta que uno de los presentes dijo dirigiéndose a él- ¿Querrá llevarse una copia de nuestra catedral señor? Dicen que consigue todo lo que quiere- Se dibujó una sonrisa en su rostro antes de responder - Esta Catedral se queda aquí, prefiero ir yo y levantar una nueva.

Tras varias jarras de cerveza y muchas más divagaciones sobre esa "Princesa" Richard se despidió de los compañeros y comenzó a pasear, como siempre, rumbo a su creación. Sentado en un banco, en un lateral de la plaza dejó que su cabeza se relajara, se colocó sus anteojos de cristales oscuros y que no dejaban ver hacia donde miraba y se dejó acariciar por la ligera brisa que se había levantado esa tarde. Al cabo de unos minutos se le acercó jadeando uno de sus trabajadores, diciendo que el alcalde de la localidad cercana había enviado un emisario para comunicarle la visita de una importante persona, que estaba haciendo un largo viaje y que llegaría al atardecer, buscaba sitio donde quedarse a pasar la noche y seguir con su camino. 
- ¿Qué hacemos señor?
- Prepara los establos y la habitación de invitados, y pregunta a los cocineros si hace falta algo más para preparar cena para más personas. Tendremos que recibirlos y demostrarles la hospitalidad que hay en Fumaces.

Cuando el sol comenzaba a acariciar la nave de la catedral y el cielo comenzaba a tornarse rojizo se vio a lo lejos un carruaje gris tirado por dos imponentes caballos blancos, el cochero iba ataviado con ropas oscuras y de abrigo, demasiado abrigo para el tiempo que hacía, aun no había entrado el otoño con fuerza, pese a que ya se notaba que el sol no calentaba como antes. Richard los esperó en el centro de la plaza con dos mayordomos, todos a caballo, cuando el carruaje estaba entrando en la plaza Richard bajó del suyo, acarició el hocico de "Emperador" e hizo una referencia ante el cochero, uno de sus mayordomos intercambió algunas palabras para explicarle que tenía que seguirlos. Volvió a subir a su caballo y se dirigió a la entrada de las cuadras, allí sus mozos de cuadra se encargaron de dar de comer y beber a los caballos, otros dos mozos descargaron las maletas del carruaje y ayudaron a bajar al cochero, mientras Richard se colocó ante la puerta del carruaje, cuando la puerta se abrió un aire gélido salió de su interior, poco después un joven de unos veinte años hizo su aparición e intentando disimular su acento extranjero les dio las gracias por la premura en organizarlo todo, cuando bajó y saludó a Richard por la puerta asomó una mano que se aferraba al marco, el joven se apresuró a ayudar a la dama, su mano blanca como la luna llena, sin anillos ni pulseras, iba seguida de un brazo cubierto por un ligero vestido negro de manga larga que cubría la pálida piel, el joven entorpecía la vista de Richard mientras la "Princesa de Hielo" bajaba por la pequeña escalera del carromato.

Piel blanca, cabellos rubios, ojos celestes y claros, figura esbelta, manos finas, Richard no supo reaccionar, el rostro de esa mujer era impasivo, inexpresivo, tal vez tuvieran razón los campesinos y el sobrenombre no fuera solo por su origen, pero había algo en ese rostro que tenía a Richard intrigado. Apenas hubo presentaciones porque Richard se quedó perplejo, simplemente ordenó que los ayudaran a instalarse en las habitaciones y les avisaran cuando la cena estuviera servida.

¿Y si?

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, o tal vez no, pero en cualquier caso esto no es más que una historia, que parece que vuelve a resucitar tras varios años parada ¿Y sí fuera real? ¿Y si los príncipes despeinados existen? ¿Y si las princesas de Hielo no son tan frías como las pintan? ¿y si...?

domingo, 6 de julio de 2014

¿La ves sonreir? (Continua...)

"Solo serán unos días" me dijiste, y esos días se convirtieron en varios años, años en los que nos vimos poco y tal vez no hablamos lo suficiente. Te fuiste para ayudar y aunque no todos los momentos fueron buenos creo que te sentaron bien. Maduraste, aunque aun te queda un poco, y sobreviviste, tu carácter hizo mucho bien, a ti misma y a los que te rodeaban, has ido dejando huella en todos los que te han conocido y compartido algún rato contigo. Eres así, increíblemente admirable, sorprendentemente inolvidable, así eres tu, querida hermana.

En esos años en los que no estuviste nos dimos cuenta que no hace falta vernos a diario ni hablar con frecuencia para saber que el otro está bien, la distancia no fue un obstáculo, además las vacaciones (tanto tuyas como mías) eran más divertidas, aunque el peor de todos fue el primer verano...ese verano no nos vimos, ese verano lo pasaste en Madrid, lejos de tus fiestas, tus playas, tu familia, de mi. Ese verano pasó muy lento. Pero de todo se sale, todo se supera, y en eso eres muy buena, en salir de los malos momentos, peleando como sólo tu sabes hacer y que yo no dejo de admirar.

Pero no quiero hablar de tristezas, hoy no, hoy quiero que te sientes, como supongo que estarás ahora, tal vez en tu sofá, mientras se calienta la barbacoa, yo estaré sentado cerca y deberías preguntarme "¿Qué es lo que tengo que coger?" Hazlo, pregúntamelo.

Ahora ya estas preparada, ¿Recuerdas la primera vez que fui a verte? Fue en tren, me llevé a Miranda y me acompañó Sergio, íbamos a verte con la excusa de ver un partido del Recre. Nos vimos poco, después pasó lo que pasó y te mudaste, y volví a verte, esta vez en coche y con Jesi, ese viaje fue divertido, cenas, paseos, almuerzos, centros comerciales y parques de atracciones. Pero sin duda, cuando más empecé a disfrutar fue en Yuncler, allí estuve dos o tres veces, y me encantó. Allí desplegaste todo tu encanto y te hiciste rápido con un grupo que, aún hoy te echa de menos, Juan, Ana, Ferwy... y sigues en contacto con ellos, has conseguido que Madrid, Yuncler y Huelva tengan algo en común, a ti. ¿Sabes lo difícil que es eso?

En esos años en los que estuviste fuera, siempre se te echaba de menos en los momentos importantes, navidad, fin de año, las fiestas del pueblo, colombinas, pero sobre todo en tus cumpleaños. Esos momentos eran los más duros, pero ahora estás aquí, rehaciendo tu vida, a solo unos kilómetros de mi, mi hermana, la canija (que ya no lo es tanto), y me hubiera encantado poder comprarte algo, pero lo único que puedo ofrecerte son palabras, eso sí, son palabras que salen directamente del corazón, porque aunque pasen los años, aunque nos separen varios cientos o miles de kilómetros, hay algo que no va a cambiar nunca, yo siempre estaré ahí.

Feliz Cumpleaños hermanita, que sean muchos más y que yo los pueda disfrutar contigo, y por si se te había olvidado...¡¡NO TE OLVIDES DE SONREIR!!

jueves, 24 de abril de 2014

Luna de Piel de Toro

Antaño, cuando el toreo era cosa de unos pocos, cuando las ganaderías eran como templos, cuando los recursos eran escasos...antes, cuando todo era rústico y rudo, comenzó una tradición. Los "muletillas" esos que saltaban a las grandes plazas para dar un par de capotazos antes que los cogiera la guardia, intentando dejar en el albero su impronta y su destreza con la capa. Esos, que sin medios para entrenar y aprovechando la Luna Llena acechaban las fincas, se colaban intentando no ser descubiertos, separaban a un toro de los demás y, desnudos, iluminados solo por ese brillo especial que tiene la Luna Llena, con un trapo por capote y sin espada, se enfrentaban de igual a igual con el noble y bello animal. Se decía que grandes toreros, habían pasado por eso antes de convertirse en Leyendas, se decía que si no habías enfrentado tu desnudez ante tan soberbio animal no eras torero, se decían tantas cosas...


Ahora, en estos tiempos donde hay escuelas para cualquier cosa, donde cualquiera es profesor de cualquier materia ¿quién te enseña los valores? El valor de enfrentarte a tus miedos, el valor de enfrentarte a la realidad, el valor de tener que luchar por conseguir acomodarte en este mundo. 

Ahora estamos como antaño, distinto decorado, distinto rival, misma situación. Pocos son los que salen desnudos a enfrentarse con ese "toro" que ya no es noble y que me perdonen los taurinos, pero les han salido duros competidores. Ya no hay capotes, ni muletas. Ya no hay valientes desnudos. Ahora, cualquiera es torero. Ahora, no quedan valores, ni nadie que los defienda. 


domingo, 20 de abril de 2014

Prescindibles

Mira a tu alrededor...pero mira, puedo esperar unos segundos. ¿Qué ves? ¿Cuántas cosas de las que hay alrededor usas a diario? ¿Cuantas usas de vez en cuando? ¿Cuántas has usado una vez?

Estamos rodeados de cosas prescindibles, cosas que están muy bien, pero que o no usamos, o usamos una vez, que al caso es lo mismo. Pero también hay cosas que "necesitamos" y el no tenerlo nos idiotiza y nos ciega.

El dinero puede parecer importante, pero es prescindible, la electricidad, tal vez no concibamos una vida sin electricidad, pero es posible hacerlo. Difícil, pero posible, el teléfono, internet, el tabaco, la cerveza, esos zapatos tan caros que compraste y que reservas para ocasiones "especiales",  se puede vivir sin todo eso, tal vez sería más duro, pero se puede vivir. 

También hay sentimientos que son innecesarios. y actitudes inútiles. El odio, la desgana, los malos pensamientos, la negatividad, el pesimismo, no sirven para nada, solo para sentirte peor tu mismo. ¿para que malgastar tus energías en algo que no es bueno para ti?.

Los extremos también son prescindibles, el amor enfermizo, la soledad llevada a la locura, la abstinencia sexual (hablo con conocimiento de causa), el control excesivo sobre todo lo que te rodea. ¿Qué consiguen en ti?

También hay momentos prescindibles, despedidas finales, los últimos abrazos, esos besos que no se repetirán más...

Tú eres prescindible, la segunda persona del plural...no se ha hecho prescindible, se ha convertido en un sueño inalcanzable, en cambio yo, yo si soy prescindible.


sábado, 5 de abril de 2014

Mezcolanza

Tus ojos, con su boca, y la nariz de esa otra. El pelo sería de aquella y tu voz...tu voz de las que acaricia el alma, como esa que escuchamos en algunos programas de radio. Tus piernas, las dos de la misma mujer, pero distinta a las otras, lo mismo pasaría con tus manos, tu pecho, incluso tu ombligo. De ti me gustan tus ojos.


El problema que no puedo conseguir esa mezcla idónea, y con tus ojos no me basta. Hace falta más, tampoco es suficiente con su boca o la nariz de esa otra. El pelo de aquella y la voz que acaricia el alma como la que escuchamos en algunos programas de radio tampoco conseguirían satisfacerme. Unas piernas, unas manos, sus pechos, incluso el ombligo. Aun consiguiendo todo y uniéndolo... me faltaría algo. Con el físico no se puede enamorar, solo atraer, es la mente, la complicidad, esa conexión más allá de lo carnal que hace que lo carnal sea sublime. Eso, no lo tiene ninguna de esas mujeres que podría desmontar para que se parecieran a ti. Esa mente, solo está en mi imaginación, y el cuerpo...como habrás observado, también.

Ojalá encuentre a ese hada que me conceda un deseo.


domingo, 30 de marzo de 2014

Grita

El coche avanzaba por la carretera desierta con rumbo incierto, dentro todo era silencio. El ruido del motor, que otras veces hacía las veces de anestésico esta vez no surtía efecto. Un cruce y girar donde te pida el alma, sin mirar carteles, casi sin prestar atención a la carretera, buscando un lugar que ni siquiera sabe donde está, ni si existe.

Atardecía a un ritmo endiablado, tal vez fruto de su mente enfermiza pareciera que el tiempo aumentaba su ritmo, volvió a girar saliendo de la carretera por un camino, por llamarlo de alguna manera, y entre baches, piedras y matorrales paró el coche, apagó el motor y se quedó sentado mirando a ninguna parte, ausente.

Al reaccionar, tras perder la noción del tiempo comenzó a dar golpecitos nerviosos con los dedos sobre el volante. Abrió de golpe saliendo atropelladamente, respiraba entre cortado, apoyó las manos sobre el techo del coche. "Profundo, respira profundo" recordaba las palabras del sanitario que le atendió en urgencias en su última, e indeseada, visita al hospital.

Dos paso atrás, volvió a tomar aire, llenó sus pulmones y lo soltó lentamente. Cabizbajo, desorientado y con la mente en blanco. Comenzó a caminar con un leve zig zag, levantó las manos temblorosas y cruzó los dedos tras la cabeza. Al llegar a un claro frenó en seco. Se hincó de rodillas. Apoyó las manos en la tierra. Perdido, así se encontraba. Se tumbó boca arriba, colocó las manos sobre su pecho, volvió a tomar aire, pero esta vez no lo soltó. Al abrir su boca surgió un alarido que estremeció el paraje en el que se encontraba, vibró el suelo sobre el que estaba tumbado. No fue solo un grito lo que salió de su boca, fue un concentrado de impotencia y rabia, con una pizca de sinrazón y aderezado con un buen puñado de tristeza.


Había soltado algo de lo que llevaba dentro, se sentía mejor, pero no era suficiente, se incorporó de nuevo, y comenzó a andar de un lado a otro, volvió a coger aire y...

Cada vez que gritaba algo se removía en su interior, y así estuvo casi toda la noche, en soledad, en mitad de ningún sitio, gritando, desahogando esa presión que le estaba haciendo perder la cabeza. Con las primeras luces del día y sin apenas voz, sonreía. Gritar le liberaba, gritar le sentaba bien, gritar se había convertido en una solución. Gritar a nadie, sin nadie. Simplemente Gritar.




viernes, 14 de febrero de 2014

Juntos

Siempre estás ahí en los peores momentos, junto a mi, abrazándome. ¿Cuánto tiempo hace ya? Casi no me acuerdo. Disfrutar sin ti es una costumbre que casi he perdido, aunque a veces pasa, nunca has estado conmigo en la radio (mi paraíso), nunca has estado conmigo de cervezas, ni de tapas, alguna vez me has acompañado en el trabajo, casi siempre estás conmigo en el coche, donde no fallas es cada noche en mi cama. Siempre estás allí. 
¿Sabes que es lo que no soy capaz de recordar tampoco? La última vez que disfruté junto a ti. No es un reproche, es un ejercicio de memoria. Llevo tanto tiempo contigo que casi estoy acostumbrado, aunque me da miedo. Bastante.


No has estado en mis triunfos, no has estado en mis pasiones, has estado en casi todos mis fracasos, en mis errores para recordármelos una y otra vez. Perdona por no agradecerte que estés hoy conmigo, sé que es un día romántico (y comercial), que no he preparado nada, pero, ¿quién disfruta contigo, querida soledad?

domingo, 19 de enero de 2014

Acepta mi despedida

Me equivoqué, como en tantas otras cosas. Lo siento, me he dado cuenta tarde. Solo pido que lo aceptes, y si es verdad que quieres lo mejor para mí, no lo pongas más difícil. Hemos compartido mucho, mucho tiempo, el mismo tiempo que he tardado en darme cuenta que me equivoqué. No voy a negar que en algún momento te he querido, jamás hubiera hecho muchas cosas de las que he hecho si no te hubiera querido. Se ha acabado, supongo que me he dado cuenta que necesitaba un giro en mi vida, que no eras lo que yo necesitaba.

Compréndeme, necesito ser feliz y tu, que lo has intentado, no lo puedes hacer. No sé si me equivocaré otra vez o no, pero ahora me siento vivo. Insúltame, desahógate, grítame, pero déjame que intente ser feliz. Siento hacerte daño, no era mi intención.

Sólo pido que no lo hagas más difícil, hablemos, acordemos lo que sea necesario, cordiales, recordando que una vez fuimos...ahora no insistas, esto no es cosa de un día. No sé si has sido tu, he sido yo o ha sido un poco de ambos. ¿lo mejor? no sé si es lo mejor, pero creo que es lo correcto. Si de verdad me quieres tanto como dices, si de verdad deseas verme feliz...no lo pongas más difícil.


Ha sido un paso complicado, pero prefiero darlo a vivir engañándonos, no siento amor por ti, te engañaría, me engañaría. No quiero. Te pido distancia, te pido respeto, te pido perdón.

No hagas nada de lo que te puedas arrepentir, no hagas nada de lo que me pueda arrepentir, no lo estropees, salvemos lo poco que nos queda. Prometo intentar no volver a equivocarme. Ahora solo te pido que me dejes ser feliz, sí es para siempre o no...ya lo descubriré.


jueves, 2 de enero de 2014

¿El año en blanco?

Ahora que apenas llevamos unos días de este 2014 es cuando hago balance del 2013, sí, lo he ido dejando y se me ha pasado el tiempo para escribir, pero eso no importa, lo que importa es que ahora lo estás leyendo.

Este 2013 ha sido otro año raro, un año con dos trabajos, uno que no me termina de gustar y otro en el que no me han pagado, ha sido un año de radio, un año en el que vuelvo a la vida de estudiante, ha sido un año sin sexo pero con amor, he cambiado amistades por conocidos y desconocidos por grandes amigos.

El año empezó con un cambio de oficina, a una empresa grande, con un trabajo divertido y nada fácil. Dinero rápido pero costoso, y con mucho esfuerzo fui tirando los primeros meses. Hacía solo un par de meses de mi última relación y la verdad es que disfrutaba de los amigos que tenía cerca y de los compañeros, cambié el sexo por una vida social activa y por sentirme feliz haciendo lo que más me gusta, estar delante de un micrófono.

Poco después de empezar el año entré de rebote en una aventura digna de un libro, comencé como técnico de sonido en unos castings que habían organizado desde una productora onubense, un proyecto ilusionante y muy pero que muy divertido, conocí a mucha gente, hice muchos kilómetros y disfruté como hacía tiempo que no disfrutaba, además encontré una canción con la que muchos me reconocerían durante un tiempo "El Patio de mi Casa".

Este 2013 también es el año del "Pulpo Frito" una obra inconclusa y una espinita clavada de la que tengo que resarcirme, es un proyecto en el que hay involucrada mucha gente y que hay que terminar, aunque no tenga los medios suficientes.

Es el año del primer aniversario de Generación Montero, un proyecto radiofónico que me llena de satisfacción y que sin los que me rodean en el estudio no sería posible, un programa divertido, musical, actual, joven y muy distinto a lo que hay por ahí. Amigos echando unas risas en la radio, tal vez por ese motivo nos han dado el micrófono de oro de la emisora con tan solo un año, cuando lo normal es que te lo den cuando llevas tres. Sea por lo que sea, todos los que hacen (y han hecho) posible GM son los que han conseguido ese galardón, como ya he dicho, sin ellos GM no sería nada y yo...pues no seguiría en la radio.

También es el año sin pareja, hubo un atisbo, pero se quedó ahí, incompatibilidad, falta de entendimiento, fin de la magia... llámalo como quieras. ¿Sabes lo malo? Que me sentí infravalorado y utilizado, aunque no sé si sacó algún beneficio de mi en tan poco tiempo, no creo, pero es lo que me hizo sentir. Ilusionado al principio, desconcertado a la mitad y utilizado e infravalorado al final. Así quedó, sin pena ni gloria y sin sexo.

Pero este año, este 2014 ha empezado con muchas ganas, ganas de trabajar, ganas de estudiar, ganas de afianzar a Generación Montero, ganas de arrancar el proyecto que DaRá que hablar, ganas de disfrutar con mi gente, con mis amigos y si surge...


Grandes esperanzas para este 2014, espero que ustedes también las tengáis.