jueves, 25 de agosto de 2011

Vamos a contar mentiras

Acabo de despertarme de un largo sueño, y tengo ganas de acostarme otra vez, el sueño puede conmigo, además tu me estás esperando en la cama, me he levantado porque tenía ganas de escribir. Ahora te miro y no me creo que estes ahí, tumbada en la cama, en mi cama, descansando placenteramente.

Acabo de despertarme, y tu parece que también, me acerco para decirte que sigo aquí, que solo me he levantado a escribir una líneas, te beso en la frente, te relajas de nuevo mientras me coges de la mano, y vuelves a cerrar los ojos.

Se que cuando termine de escribir esto, cuando vuelva a tu lado en la cama, te despertarás de nuevo, y como cuando decidimos irnos a dormir, nos desvelaremos, juntos, hasta que las sensaciones puedan con nosotros, y los músculos empiecen a temblar debido a la pasión, como hace unas horas. También se que al despertarme, sea la hora que sea, estarás ahí, vigilando el preciso momento en el que abra los ojos, porque si hay algo que te guste, es que TU seas lo primero que vea al despertar, y tu cuerpo lo último que note antes de dormir.

Siempre ha sido así, desde que nos conocemos, desde ese primer encuentro fortuito, desde el primer instante en el que nos besamos, desde ese mismo momento todo lo hacemos pensando en el otro, y a la vez en satisfacer nuestras ansias de ser complacidos, por que me quieres tanto como yo a ti, por que me necesitas igual que yo, por que ya no sabes que sería de ti sin mi, porque ninguno sabemos como hemos sobrevivido el uno sin el otro... porque, como todos suponéis todo esto es mentira.


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