miércoles, 30 de noviembre de 2011

Una Historia

Cogió el último plato del fregadero y como había hecho con el resto le pasó el estropajo enjabonándolo, lo aclaró bajo el grifo y lo dejó a un lado con todos los demás utensilios limpios. Se secó las manos con el trapo que había junto al microondas y volvió al salón, ahora estaba todo en silencio. No era fácil. Sobre la mesa estaba el mando de la televisión, pulsó una y otra vez buscando algo que lo mantuviera entretenido. Después de perder la cuenta de los canales que había pasado vio aparecer en la puerta del pasillo a la pequeña Lucy, con su inseparable Momo cogido de la mano y arrastrando los pies por el suelo.
- ¿no puedes dormir?

La niña asintió con la cabeza, y su padre le hizo un gesto con la cabeza sonriendo para que se acercara. Sin soltar a Momo se colocó al lado del sillón donde él estaba, este la cogió en brazos y la sentó en su regazo, y a Momo lo colocó en la silla de al lado.
- Bueno princesa, ¿que te pasa?
- Es que, necesito un cuento para dormir. Mamá me los contaba todas las noches.
Ahogó las ganas de llorar al oir a su pequeña hablar. La abrazó fuerte contra su pecho, y sin soltarla se puso en pie y comenzó a andar hacia la habitación, la pequeña Lucy en un brazo y Momo en otro.
- Verás lo que vamos a hacer, hoy, y sin que sirva de precedente dormirás conmigo, y seré yo quien te cuente un cuento ¿vale? Además así tendré quien me proteja esta noche, a mi me da miedo la oscuridad.
- Papá eres muy grande para tener miedo a la oscuridad.
- Ya, pero a mi me protegía Mamá, y ahora que no está, necesito a alguien que esté conmigo, por lo menos esta noche. ¿Que te parece?
- Vale, pero no te acostumbre, que yo tengo mi cama, si quieres...Te puedo dejar a Momo.
- De acuerdo, pero esta noche duermes conmigo, y Momo también.

Tumbó a la pequeña a un lado de la cama, y él se acomodó sentado junto a ella.
- ¿De que quieres el cuento?
- ¡¡De Príncipes y princesas!!
- Déjame pensar...¡Ya lo tengo! ¿estás preparada?
- Claro claro, cuéntalo ya que tengo que mañana tengo que ir al cole.
" Erase una vez, en un pueblo muy muy lejano, una pequeña princesa que estaba triste, porque su mamá se había ido"
- ¡Anda como yo!
- Si, como tu, ¿sigo?


La niña cerró la boca, y abrió los ojos esperando la continuación de la historia de su padre.
" La pequeña princesita .... " Y la historia fue avanzando, entre dragones y brujas, entre príncipes y batallas, pero no fue hasta casi el final del cuento, cuando, "...y el rey, que amaba a su hija sobre todas las cosas, decidió estar siempre al lado de la princesa, para lo que necesitara, y para hacerla sonreír cuando más falta le hiciera, porque para el rey, ahora que no estaba su esposa, la princesa era la reina de su mundo"

- Papá
- Dime Lucy
- La historia ha estado bien, mamá las contaba mejores, pero hoy me vale para dormir.
- Vaya hombre, bueno, mejoraré mis cuentos.
- ¿Tu vas a hacer lo mismo que el rey? ¿vas a estar a mi lado siempre?
- Siempre.

Esa sonrisa valía para soportar el dolor que arrastraba durante mil años, Lucy se incorporó, le dio un beso y se acostó abrazando a Momo. Ojalá "Siempre" sea tan fácil hacerte feliz.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Bloqueado

Tres intentos, tres, y los tres fallidos. No hay manera, tengo principios y finales, pero me falta lo importante, la trama. Y sin trama no hay historias, y sin historias no hay palabras, y sin palabras no soy nadie. Necesito a esas musas de las que hablaba en otra entrada, esas que me desquiciaban y hacían de mi vida un infierno y un paraíso a la vez. Esas musas ya no están, ni esas musas ni nada.


No es que quiera escribir, es que lo necesito, necesito contar historias, necesito explicar vivencias, tal vez no os interesen, pero para mi es necesario contarlo. Además se que algo os interesa, o quizás os gusta, lo que sea, pero para mi es de una necesidad imperiosa escribir. Y que interpreteis las historias a vuestro antojo, eso es lo que más me gusta, que penséis que va por ustedes, ¿Y si lleváis razón? ¿Y si escribo historias para que os veáis reflejados en ellas? ¿Y si sois ustedes los protagonistas de mis historias? En ese caso, os compadezco, si no escribo ninguna historia en la que os veáis reflejados es que, vuestra vida, como la mía esta en un punto muerto. ¿Arrancamos de nuevo? No, mejor no. Dejemos las cosas como están, cada uno por su lado, ya encontraré nuevas musas por ahí, haciendo el golfo y quitándome el sueño, como antaño, como siempre.


Espero poder escribir algo decente pronto, prometo intentarlo hasta la saciedad, intentaré no defraudar en la próxima. Como siempre espero que disfrutes de mi futura historia mientras ves tu vida en ella. 

domingo, 27 de noviembre de 2011

Recíproco

recíproco,ca

  1. adj. [Acción o sentimiento] que se recibe en la misma medida en que se da:
    cariño recíproco;
    ayuda recíproca.
  2. gram. [Verbo,pronombre u oración] que expresa una acción que se ejerce simultáneamente entre dos sujetos:
    "él y ella se aman" es una oración recíproca.
  3. lóg. [Proposición] cuyo sujeto es el atributo de otra y viceversa.
  4. mat. [Número] que multiplicado por otro [número] da la unidad.

No estoy pidiendo reciprocidad en los actos, yo hago lo que creo oportuno en cada momento, lo que sí quiero es que, al igual que yo intento entender todo lo que os pasa cuando me siento con ustedes a escuchar y a que contéis lo que os pasa, ustedes me entendáis a mi cuando no tengo un buen día. Creo que he demostrado cierto nivel de comprensión, o de supuesto entendimiento hacia lo que algunas de las personas de mi entorno me cuentan. Si que es cierto que a veces soy un poco brutote a la hora de intentar sacar una sonrisa, si te tengo que arrastrar para que salgas lo hago, si te tengo que contar una burrada te la cuento, si cuando te vea te tengo que levantar en peso al verte te levanto. no tengo problema.


Lo mismo que si te veo de una forma preocupante, te escribo, o te llamo, o te mando un mensaje o una señal para que no olvides que estoy aquí si necesitas hablar, esas cosas se notan, igual que si percibo que no estás en tu mejor momento me aparto hasta que vea que puedo intentar hablar, y me acerco.

No pido que te esfuerces en hacer algo que no te apetezca, pero, si me encuentro mal y no tengo ganas de escuchar, de hablar o de ver o simplemente tengo ganas de nada, si quiero que al igual que yo, ME ENTIENDAS.



Porque como leí alguna vez en algún sitio, que alguien escribió antes que yo... El amor y la afición con facilidad ciegan los ojos del entendimiento.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Un domingo cualquiera

Cuando los problemas personales se te acumulan, cuando no te dejan pensar en otra cosa, cuando la casa se te cae encima, cuando te das cuenta que estás más solo de lo que pensabas, en ese preciso instante en el que estás a punto de cometer una idiotez, algo te lo impide, se llama miedo. Entonces y para calmar tu mente coges las llaves de casa y del coche y sin saber donde vas a ir arrancas y te pones en marcha.

La tarde empieza a caer sobre la ciudad, la música que suena no te llama la atención, pero el paisaje te tiene embriagado, ¿Casi 30 años viviendo en la misma ciudad y no te das cuenta hasta hoy de esos atardeceres? buscas un sitio desde el que intuyes puede salirte una buena foto, paro el coche a la orilla del rio, cerca del viejo muelle de mineral, y efectivamente, grandiosa la foto, la tuiteo, la pongo en facebook para que un amigo la pueda poner en su albúm, y vuelvo al coche, sigo sin tener rumbo, así que marco un número de teléfono buscando respuesta, pero no llega, desisto en mi intento, me enciendo un cigarro esperando algo, que tampoco llega. Arranco de nuevo y sigo sin saber hacía donde ir, pero sigo conduciendo. Empieza a llover mientras callejeo por las calles del centro, y en un pequeño atasco alguien se monta en mi coche.
- Perdona pero es que fuera llueve, espero que no te moleste.
- ¿que no me moleste? bueno, es sorprendente pero...tal vez sea lo que estaba esperando.
- Seguramente si, aqui dentro se está bien, me llamo...
- Da igual, prefiero no saberlo, es mejor así.
- Puede que tengas razón, ahora ¿donde vamos?

Y sonó un claxon, me puse en marcha, como antes sin saber donde ir, volviendo hacia las calles del centro, para buscar otra ruta por la que pasar un rato más conduciendo, esta vez con compañía, desconocida pero compañía al fin y al cabo.

Algo nos llama la atención subiendo una de las muchas cuestas de esta ciudad, una canción, le doy un poco de volumen, y ella empieza a seguir el ritmo con su mano, dando golpecitos sobre su rodilla, me mira y me dice que suba el volumen de la canción, obedezco sin rechistar. ¿qué canción es?, dale al play en el enlace de abajo.


Y ahí estamos los dos, dándolo todo, cantando y bailando dentro del coche, que se nos queda pequeño, y freno en seco, y me bajo ante la mirada atónita de mi acompañante desconocida.
- ¿que haces?
- Vamos sal, ¡bailemos!

Y ahí estábamos los dos, el coche con las puertas abiertas en mitad de la calle, los demás conductores y algunos peatones atónitos atentos a la escena, boquiabiertos, mientras seguíamos bailando y cantando, la canción llegaba a su final, y ambos lo sabíamos, nos miramos, y en ese justo momento, bajo la lluvia, y cuando todo parecía perfecto...
- Señor, tengo que pedirle que vuelva al vehículo inmediatamente, está obstaculizando el tráfico, y de no hacerlo tendré que multarlo. Dejen las escenas románticas para casa si no quieren tener problemas.

La voz del policía sonó bastante creíble, así que volvimos al coche, empapados y sonriendo, pero ni ella ni yo intentamos acabar lo que dejamos a medias fuera, la magia se había acabado. Dos calles más adelante, en un semáforo en rojo, y una vez se había asegurado de que ya no iba a llover más durante un tiempo, ella se bajó, ni adiós, ni teléfono, ni nombre. Solo una canción y un baile, eso hubiera salvado mi domingo, o un domingo cualquiera.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Lo-k-ura

Forzado, todo lo que me motiva tiene que ser forzado, si es fácil no lo quiero, no me llama la atención, no tiene nada que me atraiga o me haga seguir. ¿Casualidades? me encanta forzarlas. ¿Sorpresas? es lo que más me divierte, prepararlas me entretiene, lo único que no me gusta es que sea fácil de hacer. Un papel, un puro, un león de peluche o una cerveza. Locura, eso es lo que necesito, un punto de locura, lo tuve no hace mucho tiempo, me gustaría recuperarlo.


Una tarde perdida, una conversación sin voz, unos ojos de color...¿quieres saber si es el color de tus ojos? una mañana tentando la suerte, alguien que se va, o tal vez quieres quitártelo de encima ¿te ayudo? puedo hacerlo si lo necesitas, puedo retener a alguien a tu lado o hacerlo desaparecer. Soy capaz de muchas cosas.

Sonreír, eso se me da bien, hacerte sonreír con tonterías varias, me gusta. Tengo un Don, el de la oportunidad, estoy donde quiero estar, eso también es un Don, si te necesito lo consigo, si no, te mantengo cerca por lo que pueda pasar. Si me necesitas, tienes que romper algo, si no, ¿de que hablábamos?


Tu cara, ver tu cara cuando no me esperas, eso me encanta, en el fondo me buscas, te inspiro algo que aún me intriga, tal vez por eso sigo aquí. Ahora mi petición, quiero una locura, se que tu puedes facilitármela, hazlo. Solo tienes que pedirlo. Sabes que lo haré.

martes, 15 de noviembre de 2011

Al otro lado de la cama

Un día te despiertas y ves que hay alguien a tu lado, te giras en la cama, miras la hora del reloj que hay sobre la mesilla, son las 11.34 de la mañana y en tu cabeza resuenan dos palabras "demasiadas cervezas" y te tumbas boca arriba. Mientras piensas en quien es y como llegó hasta tu cama, ella te abraza y se acerca a ti apoyando su cabeza sobre tu pecho, cierras los ojos, respiras hondo y no paras de hacer memoria, pero no funciona, te acuerdas de otra persona, de todo lo que has hecho con esa otra que aun ronda tu mente, que nada tiene que ver con lo que hiciste anoche ¿O si?. Ella abre los ojos, te mira, sonríe, y te besa, soltando un "Buenos Días" capaz de iluminar el más oscuro de los pozos, pero no tu mente, que sigue en penumbra y a lo suyo. Le devuelves la sonrisa forzada, la abrazas para camuflar tu indiferencia.


No sabes porque está en tu cama, te haces una idea, pero no sabes como llegaste hasta ese punto. No es lo que quieres. Ella se levanta con la intención de hacer el desayuno, y su desnudez te sorprende, es preciosa, casi perfecta, pero no es quien tu esperabas. Su pelo ondulado, alborotado por una noche que pareció ser ajetreada, y no solo lo intuyes por su desnudez y su despeinada cabellera, si no por la ropa esparcida por toda la habitación. Desaparece tras la puerta del cuarto, y te incorporas en la cama apretándote la sien con ambas manos, ya no intentas recordar lo ocurrido esa noche, intentas dejar de pensar en otra noche, distante en el tiempo, cercana en tu memoria, cuando era otra mujer la que llegaba contigo, de la que no te olvidas, con la que jamás volviste a pasar una noche y con la que jamás volverás a pasarla. Esa noche en la que ambos os entregasteis en cuerpo, y tu añadiste el alma, y ella alquiló su corazón entre un mar de dudas y confusión. Estabas en el lugar equivocado en el momento correcto. Sus piernas entrelazadas con las tuyas, sus labios que no querían separarse de tu boca, vuestras manos que no dejaron ni un ápice de ambos cuerpos por recorrer. Placer, lujuria, ansía y deseo, todo mezclado aquella noche.

Volvió a entrar esa dulce desconocida, con una bandeja en las manos, y tu camisa, que cayó en la entrada de la habitación, puesta, está preciosa pero no es lo que tu quieres. Deja la bandeja con el desayuno en la cama, te ofrece una tostada, bromea sobre lo ocurrido esa noche, te sorprendes de sus palabras. Te besa, la besas buscando algo parecido a sensaciones pasadas. Nada. Termina el desayuno y ella se sienta a tu espalda, rodeándote con brazos y piernas, besando tu cuello, acariciando tus brazos, ofreciéndote su cuerpo de nuevo. Y volvéis a caer juntos de nuevo sobre la cama, y crees que repetis todos y cada uno de los movimientos de la noche anterior, y mientras eso ocurre tu piensas de nuevo en ella, y tu mente se enciende, y ya no ves el rostro de quien está contigo, si no el suyo, y la abrazas con pasión, y la besas con ternura, y te ofreces como aquella noche, en cuerpo y alma. Te mientes o te engañas, como quieras pensar, pero ella no lo sabe, y disfruta, la oyes, la notas, sus piernas se estremecen, te aprietan la cintura, sus manos te arañan la espalda porque tu cuerpo y tus ganas la hacen perder el control de sus actos, pierde el control por que tu la engañas pensando en otra.

La mañana se convirtió en noche, y ella se marchó, "mañana trabajo, te llamo cuando salga" fueron sus palabras antes de la despedida, un leve roce de labios y cerró la puerta. Ni siquiera le preguntaste el nombre, ni sabes si tiene tu número de teléfono, ni te interesa. Vuelves a la cama, y duermes. Al día siguiente te despiertas y ves que no hay nadie a tu lado, y volvemos a empezar.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Aquella noche

Hay días que pueden ser increíbles, maravillosos, geniales e incluso épicos, pero al final no recuerdas bien los detalles, en cambio, la noche te hace recordar mejor ciertos instantes, no se te olvidan tan fácilmente, esta todo grabado a fuego en la memoria, te deja sin palabras y sin saber reaccionar, llegas incluso a temblar recordando determinadas noches.

Reconozco que yo tengo una de esas noches inolvidables, recuerdo momentos, recuerdo conversaciones, recuerdo...pero solo queda eso de esa noche. Un recuerdo feliz.


Pero es mio, es mi recuerdo, son mis momentos, y aunque se que no se va a repetir, entre otras cosas porque es irrepetible, que se te venga a la memoria algo así siempre me hace sonreír. Son historias que, iba a decir se acaban, y eso no se puede acabar, simplemente se cambia el rol de los protagonistas, donde dije digo...ya me entendéis, o no. Que más da.

Son noches, muchas noches, y muchos sueños, y más recuerdos. Me quedo con eso.

martes, 8 de noviembre de 2011

Conversaciones con Nemo

Entró en su cuarto con cierta desgana, necesitaba algo que le hiciera reaccionar, se sentó en su cama a mirar a su alrededor, encendió el ordenador que tenía en su escritorio y mientras esperaba a que arrancara para perder el tiempo en internet algo llamó su atención debajo de la cama. Una caja, la caja que, como la inmensa mayoría de las mujeres tenía llena de recuerdos de amigos y parejas, llena de papeles, fotos, objetos, y demás cosas que no quería perder, y decidió que cambiaría internet por recordar tiempos pasados. Tiró de la caja y la puso sobre la cama, se sentó de nuevo y al abrirla aparecieron un sin fin de cartas de amor del colegio, carpetas que en sus hojas clasificadoras estaban llenas de frases de amigas, fotos de fiestas, pulseras de la discoteca y entradas de cine, vasos de chupito y una cajita en la que había infinidad de fotos, eso fue lo que decidió que haría esa tarde, recordar el momento de cada foto, el porqué y el cómo de cada una de ellas.

Recordaba esa tarde en el parque, fue el primer día que provó el vino con casera, vaya caras y lo difícil que fue entrar en casa sin levantar sospecha, y esa otra noche después de una fiesta increíble ¿que habrá sido de él?, fotos de clase, de excursiones y viajes, pero entre todas las que había visto, una llamó poderosamente su atención, dejando de un lado el resto de las fotos, eso era lo que necesitaba, recordar ese momento, ¿fue en diciembre? ¿málaga tal vez? dios que fin de semana...en su cabeza se acumulaban los recuerdos y cuando más absorta en rememorar esos días estaba escuchó:
- Que guapo salgo en esa foto.
- ¿Cómo?
- Que digo ¡que salgo muy guapo en esa foto!
Miraba a su alrededor sin ver a nadie, la puerta seguía cerrada y comenzó a ponerse nerviosa.
- ¿Donde estas? Sal de donde quiera que estés
- mmmm casi prefiero que me ayudes.
- ¿Que te ayude? SAL YA O LLAMO A LA POLICÍA
- No creo que la policía te tome muy enserio. Mira aqui arriba, en la colección de cd's que tienes aquí, ¿Me ves?
Al mirar arriba solo vio la estantería, los cd's y un peluche, el peluche, miró la foto de nuevo, y ahí estaba, entre ella y la persona que salía en la foto, ambos lo sostenían entres sus manos. Pero no podía ser. Levantó la cabeza de nuevo y entonces despejó todas sus dudas.
- ¿salgo o no salgo guapo?
Saltó hacía atrás en su cama, no se lo podía creer, era Nemo, el muñeco de la foto, se acercó con cuidado, estaba muy asustada, lo cogió y lo puso en la cama, junto a la caja y las fotos.


- ¿Qué demonios eres tu?
- Un muñeco, pensé que te habías dado cuenta
- Pero hablas... los muñecos...
- ¿no has visto Toy Story? Dios si es que no os creéis nada.
Tras mucho discutir y después de relajarse estuvieron hablando de ese viaje, de como se hicieron con el muñeco en un restaurante de comida rápida en Málaga, y se lo llevaron al hotel, y como no, recordaron esa tarde y esa noche, con sonrojo por parte de ella.
- ¿Todo eso lo viste? Que vergüenza dios mio
- ¿Vergüenza?, yo disfrute viéndolo, aunque estoy seguro que no tanto como ustedes...vaya ritmo llevabais, ¿cuanto tiempo fue?
- No lo sé, solo recuerdo que no hubo más encuentros, fue ese día y ninguno más
- ¿y eso? Yo os vi muy bien ese día
- La distancia pesa mucho, digamos lo que digamos.
- Ya, bueno, verás, no quiero parecer descarado pero, ¿has hablado con él?
- Alguna vez hemos coincidido, ahora el escribe en un blog y me tiene totalmente enganchada.
- Espero que puedas leerme algo.
- No lo dudes, ¿quieres empezar hoy?

Las horas pasaron volando y ella recordaba con añoranza esa historia mientras le leía a nemo lo que su acompañante fotográfico tenía en su blog, cuando el sueño empezó a apoderarse de ambos devolvió el muñeco a su sitio y al cabo del tiempo ese pequeño peluche formo parte de una historia muy importante en su vida. Yo te he contado mi versión de la historia, ahora necesito que tu me cuentes la tuya ¿Trato hecho?

Escribo lo que pienso

Eres imbécil, no, así no puedo empezar esta entrada... ¿o sí? bueno da igual, es lo que pienso, sí, pienso que eres imbécil, ¿de verdad no hay más salidas? bien, vale, pues, sube, ¡corre sube!, deja de leer y sube, pon los pies sobre la baranda, no mires abajo, mira al frente, estás a solo un paso de conseguir lo que quieres, pero recuerda, eres imbécil.

¿Sigues leyendo? bien, eso es que hay algo que estás esperando que te diga, y como esto es lo que yo pienso te lo vuelvo a repetir y en mayúsculas por si antes no lo has leído bien I M B É C I L, si estás todavía sentada delante de la pantalla y leyendo esto tal vez seas un poco menos imbécil que al principio, espero que llegues al final para dejar de serlo. ¿Sigo o te vas?

Tu haz lo que creas conveniente yo sigo por si te da por continuar. Verás, si piensas que todo te va mal es que no has mirado a tu alrededor, ¿crees que eres la única que está teniendo problemas? ¡¡POR FAVOR!! ¿cuantas noticias de suicidios has leído ultimamente en la prensa o visto en televisión? bueno ese no es un buen ejemplo, por ética profesional los medios de comunicación no suelen publicar noticias de suicidios, para no incitar a otros...pero bueno tu me has entendido. ¿Has hablado con algún amig@? Pues deberías, está muy bien eso de escribir, te lo digo yo, a mi me relaja, pero si realmente quieres saltar...NO LO DIGAS, ¡HAZLO!


Y ahora sigo, espero que tu también, no me gustaría quedar como el que incitó a una paranoica a saltar, bueno, en realidad si te digo que saltes, pero no al vacío, piensa por un momento, salta hasta el pasado mes de junio, mediados, entre el 10 y el 15. Es una fecha cogida más o menos al azar (no es casualidad), ¿qué pasó esos días? bien pues sigue saltando hacía atrás. ¿no hay momentos buenos? ve saltando en el tiempo, sin mirar fechas, solo recuerdos. Salta hacia delante y hacia atrás. Siempre hay algún momento malo, siempre, todo el mundo los tiene. Te quejas por que te controlan, porque no te dejan vivir tu vida... ¿enserio? A veces no hace falta mentir para vivir tu vida, te lo digo por experiencia. Solo hay que abrir los ojos de los que intentan controlarte la vida, poco a poco, es un trabajo duro, pero si no te rindes, si no te hundes, si no cejas en tu empeño te aseguro que lo consigues, yo he tardado casi 30 años en hacer ver a los mios que mi vida es mía, y aún intentan controlarme, y no hago lo que quiero, pero les hago creer a ellos que me controlan, no seas imbécil, deja de pensar en saltar al vacío, y si lo haces por favor... hazlo desnuda, como escribiste alguna vez, y avisame, por si no te atreves, yo te ayudo.


Ah! recuerda, no seas imbécil y habla con los que tienes cerca, no te alteres por algo que no merece la pena, y piensa que los que intentan controlarte solo quieren lo mejor para ti, eso, al igual que el resto de lo que hay escrito aquí debería de ayudarte un poco. 

lunes, 7 de noviembre de 2011

No Siempre

Las colillas se acumulaban en los bajos del coche, la lluvia no daba tregua y la petaca que llevaba en la gabardina estaba a punto de agotarse. No recordaba que tiempo llevaba allí aparcado, esperando que ocurriera algo, y ese algo pasó, un coche paró justo en el portal, dentro dos personas discutían, pero ni la tormenta ni las ventanas subidas del coche le dejaban oir lo que se decía dentro. De repente ella salió, y apenas se había cerrado la puerta que este salió gastando goma, y dejándola en medio de la carretera, mojándose, y asombrada por ver como se alejaba el vehículo, sin más explicaciones. Mientras tanto, al otro lado de la calle John no le perdía de vista y se encendió otro cigarrillo para aguantar el ansia de salir tras ella.

Vio como entraba en el edificio, la luz de la planta baja no se encendió, pero pudo entrever como se abría la puerta del ascensor, contó 27 segundos, es el tiempo que tardaba en recorrer el ascensor las plantas que le separaban del portal. Pero no hubo más cambios, y eso empezó a preocuparle. Cogió la gabardina del asiento del copiloto, se puso el sombrero y salió del coche, al llegar al portal sacó un pequeño gancho, lo introdujo por la cerradura hasta oir el "clack", tras lo cual solo le quedó empujar la puerta. Se acercó al ascensor, había restos de agua del último usuario, pulsó el botón y las puertas se cerraron. Al llegar a la planta ni siquiera se bajó del ascensor, el suelo que rondaba la puerta estaba seco, no había bajado en esa planta, ¿donde estaría?. Se le erizó el bello y salió a toda prisa del ascensor, subió las escaleras y al llegar al final de la escalera vio la puerta de la azotea abierta. Se quedó paralizado unos segundos, después salió.

La lluvia no facilitaba las cosas, estaba con el pelo en la cara, la cabeza gacha y las manos apoyadas en el grueso muro que le separaba del abismo. El agobio recorría su cabeza, no sabía que estaba haciendo mal y no podía dejar de llorar, la impotencia podía con sus ganas de sonreír. Algo llamó su atención a su lado, levantó un poco la cabeza y la giró hacía la derecha, donde había unos zapatos, y los bajos de un pantalón. Sorprendida miró hacía arriba y allí estaba él.

- ¿Que demonios haces aqui John?
- Ayudarte en tu decisión.
- ¿Mi decisión?
- Una vez me dijiste que cada vez que subías aqui era porque necesitabas pensar y en ocasiones se te pasaba por la cabeza saltar, pues bien, te voy a ayudar. - Y le tendió la mano desde lo alto del muro, pero vio como en la cara de ella se dibujaba una leve sonrisa, que se torno en pánico al ver que un golpe de viento hacía que el sombrero de John saliera volando y este perdiera un poco el equilibrio.
- Baja por Dios, que hoy no creo que salte, tengo un amigo que me ayuda a sentirme bien.
- ¿Estas segura? mira que ese amigo no va a estar pendiente todos los días...y el día que falle....
- ¡Baja idiota! - Dijo ella sonriendo.


Le invitó a pasar a casa y a tomar una copa, pero él la rechazó con mucha sutileza, "tengo que ayudar a más gente a resolver sus problemas, pero podemos quedar mañana a tomar café si te apetece, así me cuentas...no sé, lo que te apetezca" le dio un beso en la mejilla, desde el otro lado de la puerta, se sacudió un poco la gabardina que estaba empapada y bajó por las escaleras. Justo al llegar al coche, sonó su teléfono. "GRACIAS" decía el mensaje, se giró y miró hacia la ventana de ella, se despidió antes de entrar en el coche haciendo un gesto con la mano, encendió otro cigarrillo, puso la radio y...cosas del destino sonaba esta canción.

¿Casualidad?

No hace mucho escribía sobre la casualidad, la suerte o la coincidencia, dejé claro que ninguna existe, todo hay que buscarlo, si pasa algo que parece que no podía pasar nunca, es que no has estado atendo a lo que ocurría a tu alrededor. No es tan difícil hacer que algo parezca fruto del destino o sea pura coincidencia... os lo explico. Mirad la foto.


¿que veis? una pulsera de, un reloj, una chapa, una lata de tabaco, un lápiz y un mechero, todo encima de mi escritorio, todo son cosas mías, ¿Casualidad? podría ser. Los que me conocen un poco saben que fumo, y por suerte o por desgracia es mucho lo que fumo, el lápiz está ahí porque suelo escribir en sucio las primeras líneas de las entradas del blog antes de desarrollarlo, la pulsera es un regalo que siempre va conmigo y la chapa es un detalle que tuvieron conmigo (bajo petición, que también hay que decirlo) el sábado por la tarde ¿y el reloj? desde hace un año no me pongo reloj ¿por que está en la foto?. ¿Casualidad?

Tal vez la misma casualidad de los encontronazos furtivos de dos amigos en un bar de copas, tal vez la misma que un... despiste para no saludar a alguien, tal vez...pero las casualidades no existen. Se que hay mucha gente que lee mi blog, algunos me lo dicen y otros dejan sutiles detalles mediante otras redes sociales. No le deis más importancia de la que tiene a las entradas, no me deis la razón para seguir dando un tema de conversación a vuestras charlas, tanto uno como otro os habéis criticado mutuamente, ¿no es sorprendente?


Eso se me ha escapado, ¿coincidencia?. Lo del reloj tampoco es coincidencia, y lo llevo por joder más que nada, además ni siquiera da la hora, me lo puse y ya está. Ahora necesito que alguien me responda, ¿Por que demonios estoy escribiendo esto?

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sin Sentido

La música se apoderaba de cada rincón del local, sentado junto a una pequeña mesa donde reposaba su copa había un pequeño cuaderno de notas, nadie ocupaba las otras sillas que rodeaban la mesa. En el momento en el que el grupo empezó a tocar dejó de escribir, cerró el cuaderno y lo colocó con cuidado en el lugar en el que ahora se encuentra, avisó al camarero, y pidió que se llevaran la taza del café y le pusieran un gin-tonic.


Se deleitaba las noches de concierto, le encantaba la música en directo, y desde hacía varios meses iba solo. Recuerdo la primera vez que lo vi llegar al bar, iba acompañado por un grupo de jóvenes que eran clientes de siempre, casi desde que abrí el local, pero no sé por que ellos dejaron de venir, y el siguió haciéndolo, cada noche de concierto el mismo ritual, llegaba al caer la noche, se tomaba su café cortado, escribía en sin parar y sin prestar atención a lo que había a su alrededor y con los primeros acordes del grupo de turno dejaba la escritura y pedía su copa. Pero esa noche había algo diferente, su forma de sentarse, su forma de escuchar, su forma de beber, algo había cambiado esa noche, estaba diferente. Así que me acerqué hasta él, más por curiosidad que por cortesía.

- Hola, ¿le importa si me siento con usted?
- Ni mucho menos hombre, es su local, será un honor.
- Gracias, ¿qué le parece el grupo? no es de lo mejor que ha pasado por aqui, pero mueven mucha gente, y en estos tiempos de crisis me interesaba algo así.
- Entiendo, es normal, a veces hay que dejar la calidad a un lado y buscar la rentabilidad de un producto. Aun así suenan bien, como usted dice no es lo mejor que ha pasado por aquí, pero no son malos.
- Le invito a la segunda copa.
- No suelo beber más de una, se lo agradezco, pero soy un hombre de costumbres.
- Genial, pues la próxima que se tome, ya sea hoy u otro día invita la casa. Hay clientes a los que tenemos que cuidar, y usted ya es como de la casa.
- Gracias hombre, me halaga usted.
- No hay de que, por cierto, y espero no parecer indiscreto, pero...siempre viene usted con ese libro de notas y no para de escribir...¿el que?
- Esa es una buena pregunta, a veces no escribo nada, solo frases o palabras sin sentido, o por lo menos en apariencia. ¿quiere verlo?

Y me tendió ese cuaderno, estaba prácticamente escrito desde la primera a la última página, y no mentía ese extraño hombre, palabras sueltas, odio, amigos, fiestas, paradoja, aferrar, con frases que vistas así no tenían sentido alguno. El hombre se equivoca, los amigos siempre estarán a tu lado, el amor no existe.

- Es bastante peculiar, ¿para que lo usa entonces?
- Es una manera de desahogarme, me siento y escribo lo primero que se me pasa por la cabeza, al llegar a casa lo vuelvo a leer, y me ayuda a escribir las historias que después leen en mi blog.
- ¿tiene un blog? ¿de que versa su blog?
- Muchas cosas sin sentido, algunas conversaciones que transcribo, mias o de personas con las que me cruzo, y a veces me atrevo con historias de príncipes y princesas.
- Disculpe pero, los príncipes y las princesas... suelen ser historias de amor, y una de las frases que me ha llamado la atención es que "el amor no existe"
- ¿usted cree todo lo que lee?
- Entiendo...entraré en su blog a leer.
- ¿quiere la dirección?
- Por supuesto, si no, va a ser difícil que lo lea.
- Apunte ahí, príncipesdespeinadosconvaquerosygafasdesol.com
- Curioso nombre. No dude que entraré a leer

De hecho, desde entonces no puedo dejar de leer, ahora incluso me he atrevido a escribir para él, en un intento por hacerle ver, que lo que dice tenga sentido o no es importante para algunos.

martes, 1 de noviembre de 2011

Recuperar

Este mes de Octubre ha sido un poco catastrófico, pero de todo se aprende, y yo he aprendido que nada es para siempre, y que hay cosas que se pierden, y en muchas ocasiones no hay manera de recuperarlas. Algunas no son objetos o cosas materiales, son sentimientos o relaciones interpersonales, recuperar algo de eso es francamente difícil, hay que querer por ambos lados y, como ya he dicho antes, este octubre he perdido cosas y relaciones. Algunas por mi culpa, por no saber controlar mis impulsos, por no tener la paciencia que da el tiempo, por miedo, por que el miedo es lo contrario al amor, y el miedo pudo conmigo, otras cosas son objetos, pulseras y gafas, y otras son gestos, como una sonrisa. Este décimo mes del año la he perdido.


Lo expuesto antes no es lo único que he perdido, hay más cosas, como la confianza o credibilidad de ciertas personas, que los actos quedan para siempre y como dijo alguien alguna vez las palabras se las lleva el viento y donde dije digo digo diego y aquí paz y después gloria, pues tanta gloria tengas como paz dejas.


Octubre no ha sido el mejor mes del año, este octubre puedo asegurar que no ha sido el mejor de mi vida, aunque debo reconocer que no todo ha sido malo, he descubierto que hay gente en la que te puedes apoyar, y no sé si seguirán ahí dentro de unos años pero, a día de hoy son lo que me hace tener ganas de hacer cosas. Eso y la radio, adoro esa hora y media delante del micrófono, es el mejor momento de la semana, es deporte, es música, es buen ambiente. La radio y los últimos en llegar son los que han conseguido que piense en recuperar si no todo, al menos gran parte de lo perdido.

¿No quieres hacer las paces? lo acepto, creo que no las merezco, ¿quieres dejar tu palabra sin credibilidad? Vale, y sigue hablando de mi, siempre he dicho que lo mejor que pueden hacer por mi es hablar, aunque sea mal, pero que hablen de mi, eso será que me tienen en cuenta y en su memoria. Y gracias a cosas como esta, escribir he recuperado la sonrisa, por lo menos durante un rato,  y también he recuperado las gafas de sol, que me las dejé en La Antilla, tras una noche épica, que no estuvieron todos los que deberían, pero los que estuvimos vivimos algo difícil de igualar.

A todos, a los que he perdido y a los que aún siguen ahí y a los que no saben si vengo o si voy GRACIAS. Porque gracias a vosotros en Noviembre entro con más ganas por recuperar lo perdido. Gracias de verdad.