martes, 18 de octubre de 2011

Alaikum y las balanzas

Solo he necesitado una noche, volver cerca de donde una vez fui feliz, que ironía, hace algunas entradas decía que nunca deberías volver donde una vez fuiste feliz, pero claro, si la casa es de mi familia, y me apetecía y necesitaba desconectar, que mejor sitio que ese.

Una tarde, un amigo, una excusa, una guitarra, una conversación, varias cervezas y un par de copas de ron. Con eso empezó todo de nuevo. Tal vez Javi tenga razón, y "necesites a Gaia" o lo que ella te enseñó, la historia no se repite, pero si se recuerda y más cuando la estás escribiendo de nuevo, intentando recordar los detalles para plasmarlos con palabras y llevarlos a otra época.

Que injusta es la memoria, y que verdad es que la diosa justicia es ciega, y que a veces las balanzas no van como a uno le gustaría, y echamos más peso donde más duele, y dejamos pasar lo que nos hace sentir bien, aunque tampoco sea bueno para uno mismo, pero al menos, te demuestra que le importas, y que estaría dispuesto a cualquier cosa por ti.

Balanzas, Gaia, Alaikum, maravillas, cuantas cosas en mi cabeza en una sola noche, cuantas cosas por hacer y decir, y que complicado es plasmarlo todo aquí. Las balanzas no están equilibradas, Gaia y Alaikum vuelven a tu cabeza y tu amigo las empuja para que reacciones de una maldita vez, que hagas algo.

Tu amigo sabe por noches como la de ayer, que no estás bien, que necesitas algo que te diga por donde ir y que hacer, algo que te haga que la balanza caiga definitivamente de tu lado, o que saltes de ella esperando que alguien frene tu caída y te diga ¿donde te habías metido?

2 comentarios:

  1. El vaivén del péndulo de los relojes antiguos es una clara referencia para todo esto. Movimiento continuo, infinito... Y nosotros, imbéciles, hipnotizados mientras pasa el tiempo.
    Elegir un camino u otro, o, como tú dices, dejar la pesa en el platillo correcto de la balanza no es una cuestión que se pueda dejar a la amistad. Que sí, necesaria como pocas cosas en la vida. Pero el devenir del futuro sólo puede ser elegido por nuestra Razón. Y por el tiempo.
    Calma, soldado. Mira al frente. Tienes tres caminos para subir al monte. ¿Sabes ya cuál vas a elegir?
    ¡A estudiar se ha dicho!

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