jueves, 27 de octubre de 2011

Ni tu ni yo

Una semana antes todo iba bien, pero esa tarde algo falló, el salió de la habitación aguantando las ganas de dar un sonoro portazo, mezcla de ira y prisa. No lo hizo porque no estaban solos en ese momento, pero lo hubiera hecho. Desde ese momento sus vidas dieron un vuelco, la de ella parecía volver a sonreír, la de él se convirtió en un infierno insufrible, lleno de malditos recuerdos y lecturas ingratas.


Pocas palabras cruzaron, ninguna mirada, y tanto las palabras como las miradas decían lo mismo, ya nada volverá a ser como antes. Él se siente engañado, ella esta en su mundo, no quiere desperdiciar ni un minuto de los próximos días. Las palabras duelen, la ausencia no ayuda y la solución no la encuentran.

Ni ella tiene tantas ganas como le dice a él, ni él está preparado para afrontar sus miedos. Ese miedo de saber que todo fue un espejismo, que lo que unos días antes se intercambiaron no fue más que una burda farsa sin sentido que ya solo alimentaría al dolor, que había otro que volvía, que él siempre fue el segundo.

No dio el portazo, pero no le faltaron ganas, no dijo todo lo que pensaba, a veces sobran las palabras, ni su prioridad es él, ni sus sentimientos cambian, eso no lo puede evitar nadie. De ese desahogo frustrado ya han pasado 8 días, ni las casualidades existen, ni pretendes cambiarlo, ni el corazón miente.

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