lunes, 31 de octubre de 2011

Conversaciones inventadas

Todo estaba en calma, todo en su lugar, no podía fallar absolutamente nada, era una persona demasiado meticulosa con todo lo que hacía, lo controlaba todo, hasta el más ínfimo de los detalles. Tenía que salir todo perfecto. Las palabras que iba a decir prácticamente salían solas de su boca, de carrerilla, entonadas, como si de una canción se tratase, el lugar, un parque, aire libre, sin presiones de que pasará cuando empiece la charla. Solo faltaba ella, pero era un percance que ya había valorado, no iba a ponerse nervioso por su impuntualidad, porque ya lo estaba antes de salir de casa.

Vio pasar el pequeño Skoda plateado por delante de la puerta del parque, buscando un sitio donde estacionar, él lo siguió con la mirada, con la suerte que siempre tiene ella dejó el coche unos metros más adelante, y bajó revisando sus bolsillos para que no se le olvidara nada. Bolso, Blackberry, tabaco...¿y el mechero?, no le dio más importancia a la ausencia del mechero y cerró el coche tras de sí, poniendo por fin los ojos sobre la persona que lo había citado.


No había sonrisas, no había miradas complices, no había nada, solo ganas de poder terminar con la situación que ya si que era del todo insoportable, para ambos. Él bajó hasta la puerta a recibirla, un frio y simple "Hola" es lo que se dijeron, ni besos ni abrazos ni nada, y juntos pero a una distancia que antaño les hubiera parecido infinita y que ahora se les hacía escasa, comenzaron a pasear, buscando la manera de empezar, todo lo ensayado se había esfumado de la mente de él. Es lo que tiene que nada dentro de ti haya cambiado, y que el sufrimiento desaparezca en el mismo momento en el que la ves, ella en cambio tenía el gesto fruncido, molesta por no saber a que venía el mensaje del día anterior.

- No se como hacer para que no me duela el no estar contigo - el silencio que siguió a esa frase hubiera paralizado al mismísimo diablo - tampoco se que hacer para que el estar cerca tampoco me afecte. Es muy complicado para mi.
- Mira...de verdad, ya sabes que han sido dos meses geniales, pero...yo no puedo hacer nada más. Enserio, no puedo y no quiero verte jodido, si hay algo que pueda hacer, dentro de mis posibilidades, para verte feliz ten por seguro que lo haré, te aprecio mucho, y no quiero perderte como amigo, pero...
- Pero es insostenible, yo te lo dije en su día.
- Hay más mujeres
- No quiero más mujeres, te quise a ti.
- ¿Me quisiste?
- ¿Quieres que lo haga más difícil? no me obligues a decir algo que puede cambiar la conversación.
- No entiendo
- Da igual, debemos encontrar la manera de que esto vuelva a un punto de normalidad, que nunca tuvo. Nunca fue una relación de amistad, ni de pareja, ni de nada, fue todo junto y...raro, muy raro. Y no se como hacer que al menos sobreviva la parte de amistad. Porque pedirte que evites muestras de cariño no es fácil, a nadie le amarga un abrazo.
- emmm
- Déjame hablar.
- Es que, no se porque no podemos llevarnos bien...
- Esto no va a ser tan fácil como pensaba.


Se levantó del banco en el que se habían sentado, y sin decir nada más se marchó, dejándola allí, sola, sin entender nada de lo que había pasado. Al montarse en el coche aun sorprendida por lo que acababa de ocurrir vio algo por el espejo retrovisor, un papel con algo escrito cubría la luna trasera de su coche. La sonrisa se dibujó en su cara, cogió la blackberry y marcó su número de teléfono. Pero en vez de escuchar su voz... "El teléfono está apagado o fuera de cobertura"

sábado, 29 de octubre de 2011

Consejos

Hay muchas personas dispuestas a ofrecer su ayuda aunque no las necesites, suelen ser personas cercanas a ti, que buscan lo mejor para ti, por que te aprecian. Suelen ser tus amigos esos que te dicen que hagas una u otra cosa, los que, como ya he dicho antes quieren lo mejor para ti. Aunque en algunos casos, ni ellos mismos sepan porque lo dicen.

Y no lo digo así a la ligera, sinceramente, hay cosas que me sorprenden y me incomodan a partes iguales, y esta semana se ha convertido en la más sorprendente y la más incómoda sin duda alguna. Es el colmo de las incongruencias de esos que te dan consejos que ellos mismos no cumplen o respetan. Me explico: "No te conviene, otra vez no, ¿no tuviste bastante la primera vez? Aléjate de ella. Vas a volver a terminar mal, y los psicólogos no están baratos. Ni lo intentes, además es una manipuladora y la última vez te puso entre la espada y la pared, te aprecio, eres mi amigo, y no quiero ver como una mujer así te vuelve a hacer daño"

Que curioso, esa misma persona que además de ese consejo rajaba y despotricaba sobre su actitud y su anterior relación conmigo resulta que va con ella a cenar por ahí. Había más gente si es cierto, pero, si alguien te cae mal y despotricas cosas que no voy a reproducir aqui... ¿no se supone que verte con ella es de ser un poco hipócrita? es solo una pregunta con una opinión personal... nada más.

Pero hay otro caso, que si puertas que si ventanas... "no te cierres ninguna puerta" me dice. Me llena de ira ese tipo de comentarios, y más viniendo de alguien que cerró su puerta en mis narices, pero no voy a entrar en más valoraciones, sobra con eso. ¿Como pueden algunos dar consejos de algo que ni ellos mismos cumplen?

La maravillosa mente humana, ¿no es genial? decir algo que ni tu cumples, aconsejar algo que ni siquiera tu haces. No sé, podría dar un consejo a esas personas...pero no se si yo lo cumplo, por ese motivo solo puedo decir una cosa, "Por la boca muere el pez"

viernes, 28 de octubre de 2011

¿Sabes contar?

Conducía dirección a casa, escuchando una canción de un disco que hacía tiempo que no ponía, y que esa mañana sonó y le hizo sonreír. De repente los ritmos de la canción dejaron paso al sonido de los mensajes de su teléfono, "He visto que estás en Huelva ¿Un cigarro?", es lo que pasa por usar tanto los programas para decir donde estas... pero él sabía que no había sido casualidad decir donde estaba.


Y doscientas cuatro horas después, justo ese número de horas, estaban de pié, juntos. Ella se tiró a sus brazos y él no supo reaccionar, tardo unos segundos en devolverle esa muestra de aprecio de ella.
- Tenía ganas de verte
- Y yo

Otra vez volvía a empezar, por una excusa tonta, por dos cigarros juntos, por tres besos, cuatro abrazos, cinco minutos hablando, seis miradas de añoranza, siete minutos juntos para dejar atrás esos 8 días sin verse.


Porque después de todo el conocerse cambió la ViDa de ambos, por que tal vez la ViDa no la vieran con los mismos ojos o con las mismas ganas el uno del otro, pero...estando juntos, de la manera que sea, es más ViDa.

jueves, 27 de octubre de 2011

Ni tu ni yo

Una semana antes todo iba bien, pero esa tarde algo falló, el salió de la habitación aguantando las ganas de dar un sonoro portazo, mezcla de ira y prisa. No lo hizo porque no estaban solos en ese momento, pero lo hubiera hecho. Desde ese momento sus vidas dieron un vuelco, la de ella parecía volver a sonreír, la de él se convirtió en un infierno insufrible, lleno de malditos recuerdos y lecturas ingratas.


Pocas palabras cruzaron, ninguna mirada, y tanto las palabras como las miradas decían lo mismo, ya nada volverá a ser como antes. Él se siente engañado, ella esta en su mundo, no quiere desperdiciar ni un minuto de los próximos días. Las palabras duelen, la ausencia no ayuda y la solución no la encuentran.

Ni ella tiene tantas ganas como le dice a él, ni él está preparado para afrontar sus miedos. Ese miedo de saber que todo fue un espejismo, que lo que unos días antes se intercambiaron no fue más que una burda farsa sin sentido que ya solo alimentaría al dolor, que había otro que volvía, que él siempre fue el segundo.

No dio el portazo, pero no le faltaron ganas, no dijo todo lo que pensaba, a veces sobran las palabras, ni su prioridad es él, ni sus sentimientos cambian, eso no lo puede evitar nadie. De ese desahogo frustrado ya han pasado 8 días, ni las casualidades existen, ni pretendes cambiarlo, ni el corazón miente.

martes, 25 de octubre de 2011

Morir de pie

A mediados de junio de este año tenía todo más o menos claro, disfrutar del verano, trabajar para ahorrar un poco e intentar comprar la guitarra y al llegar octubre empezar a prepararme para salir de Huelva durante tres meses, con la posibilidad de volver solo en verano y vacaciones. También tenía claro el seguir como hasta entonces, sin compromisos de ningún tipo.

Cuatro meses después estoy tocado y casi hundido emocionalmente, no me queda un duro, tengo una guitarra que me han dejado, y de salir de Huelva ni hablar. Hay varios motivos para todo esto, en el primer caso, dejarme llevar, pero ¿quien se resiste cuando cree que ha encontrado la pieza que le faltaba?, en el resto...bueno, he trabajado poco, aunque me ofrecieron más, lo que ganaba lo invertía en mi, en hacer lo que no he podido hacer estos 10 años atrás. Disfrutar un verano. Llegó septiembre, y la gente empezó a decirme que para que irme a Granada, ¿porque no quedarse aquí? al menos para las prácticas, y me dejé llevar por la euforia de amigos y familiares, sobre todo familiares, a los que no les hacía mucha ilusión que me fuera.

A penas a pasado un mes desde que decidí hacer caso a la gente, sigo sin guitarra propia (y lo que me queda) cada vez tengo menos efectivo, no voy a hablar de mi situación sentimental, y en el plano de las prácticas...ahora la culpa es mía, por decidir en el último momento hacer caso a lo que todo el mundo quería que hiciera, y veo peligrar la posibilidad de poder terminar el curso este año. Por hacer caso.

Me desespero, no veo soluciones, ni alternativas, ni nada, en el plano económico rezo porque alguien diga, JODER SOIS MUY BUENOS y patrocine o pague algo de las retransmisiones y programas. Si tengo que hablar de terminar el curso...bueno, no creo mucho en la suerte, ni en las casualidades, esas cosas hay que buscarlas pero a mi me quedan pocos recursos ya. Y en lo que me queda por hablar...

Pero mírame, sigo de pie, malherido, pero no rendido, y aunque parezca que esto es una carta de rendición no lo es, yo no sé rendirme, algunos ya lo saben, y la única vez que lo he hecho no ha servido de mucho o no ha tenido buenas consecuencias. Es un desahogo, necesitaba sacarlo, necesito hacer hueco, porque tengo que acumular fuerzas para sacar esto adelante, y lo conseguiré, que no lo dude nadie.

lunes, 24 de octubre de 2011

Me gusta tu blog

Podría ser humilde y deciros que no entiendo muy bien que es lo que os atrae de lo que leéis aquí, podría ser prepotente y decir que se que os encanta lo que escribo, pero ni una cosa ni la otra, supongo que os gusta lo que escribo cuando cuando hay tantas visitas en el blog, y entiendo que entréis tantas veces cuando soy tan pesado por las redes sociales dejando enlaces para que leáis lo que tengo que escribir.

Me alegro que lo hagáis ya sea por que os guste, porque os parezca un pesado o simplemente por puro morbo, sea como fuere, entráis y además lo leéis y esto último es al fin y al cabo lo que intento. Que cada vez que pongo un link o entráis por ver si hay novedades o a leer entradas antiguas os quedéis con ganas de más. Que esperéis con ansia la nueva publicación.

Es por eso que escribo esta entrada, por que ya son más visitas de las que yo podría esperar. Si bien es cierto que llevo escribiendo en diferentes plataformas algo menos de tres años, con este blog, llevo menos de uno, y puedo decir orgulloso que llevo más visitas que en los otros tres que tuve antes de terminar aquí.

Me gusta que os guste e intento que os siga gustando, que sigais entrando por el motivo que sea, pero que entréis, que leais, que para mi no hay mayor satisfacción que saber que lo que escribo le gusta a alguien, por mi parte prometo intentar seguir manteniendo viva vuestra curiosidad, y por supuesto terminar la historia de "Príncipes despeinados..." que es el motivo original de este blog, aunque también aproveche para probar otras modalidades de escritura como la paranoica de hablar con muñecos o la de transcribir mi versión de las conversaciones o simplemente para mostrar mis sentimientos.

Ahora, y para terminar con esta entrada solo puedo decir GRACIAS por las más de dos mil quinientas visitas, y espero poder recompensar a todos y cada uno de esos ávidos lectores que entran una y otra vez esperando ser sorprendidos, o entretenidos, o verse reflejados en las diferentes historias que hay. No puedo decir más y si puedo repetirme hasta la saciedad, GRACIAS.

sábado, 22 de octubre de 2011

Conversacion con Momo

Mientras volvía a casa no podía evitar sentirme muy solo en el coche, son muchas cosas junto a él y muchos kilómetros juntos. Pero ahora, como todo lo que me rodea tiene que alejarse, aunque si es cierto que
- ¿que escribes tio?
- Escribo que te echo de menos
- Tu no serás tonto ¿verdad? Pues no me ves que me tienes aqui sentado a tu lado.
- Ya Momo pero no es lo mismo
- No es lo mismo no es lo mismo, lo que tienes que hacer es alegrar esa cara de rancio que tienes desde hace días que parece que estás en la milla verde cojones. ¡Espabila! que es lo que tienes que hacer
- Ey!! relájate que vaya manera de empezar una conversación que tienes.
- ¿Cómo quieres que me relaje Danielito hijo? Si es que me tienes preocupao... el otro día, el día de las viejas, que fuimos a Mazagón.
- Amas de casa Momo, eran amas de casa.
- Lo que tu digas, a todas les faltaba un telediario para acabar en el asilo.
- Eres un bestia de cuidao. ¿que pasa con ese día?
- Dimelo tu, ¿crees que por que vaya detrás tuyo no te veo? Te pasaste todo el camino tanto de ida como de vuelta llorando. ¿Estás tonto o que?
- Tu desde hay no ves bien me parece a mi tio.
- Ya claro...lo que pasa es que como el coche tiene tanta mierda y tu ibas con la ventana bajada te entro algo, que además fue capaz de sortear las gafas de sol que no te quitaste en todo el día. ¿Te recuerdo que cuando salimos apenas si se podía ver el sol? ¿Y que tu ya llevabas las gafas puestas? ¿Porque no mientes a otro?
-----------
Diez minutos más tarde aún seguía con la reprimenda:
- Y te digo otra cosa Dani, acéptalo, así empezaras a encontrarte mejor te lo aseguro.
- Es fácil decirlo estando ahí sentado. Pero no soy capaz, he metido la pata hasta el fondo, y ¿ahora que hago? no se que hacer.
- Mira chaval...yo al fin y al cabo solo soy un muñeco, supongo que no tengo corazón y si lo tengo es de tela y gomaespuma y no creo que sirva de mucho, pero sí se que si alguna vez te importó algo esa persona, deberías dejarla hacer lo que quiera, aunque te duela, aunque te hiera, date tiempo, las heridas sanan, y si se vuelven a abrir pues se volverá a curar, y cuando lleves unas pocas se encallará y entonces ya no se abrirá más y el dolor habrá pasado. Me preocupas Dani, deberías dejar de compadecerte y volver a hacer vida social normal, y tratar de enfrentarte a los problemas de frente, sin esconderte.
- Pero...
- Te pones muy pesado con el pero, NO HAY PEROS ¡¡Coño!! Tantos huevos que aparentas y dices tener y te hundes al menor escollo. LEVANTA ESA PUTA CABEZA Y SOLUCIONA ESTO YA.
- ¡Señor sí, señor!
- Así me gusta, ahora por favor... ¿me quitas lo que tengo debajo? hay algo que me molesta y llevo así desde que me subiste del coche. Y no te preocupes por lo demás, que ya llegaran tiempos de bonanza y volveré a darte capones en el coche.

Y el silencio volvió, y las palabras del muñeco siguen resonando, y ahora hay que buscar la manera de solucionarlo, porque si sigo hablando con muñecos voy a empezar a creerme de verdad que estoy loco, y si no...también.

Conversaciones con Lisbeth

Ya llegaba tarde, y era la primera vez que me pasaba, por regla general siempre es ella la que lo hacía. Pero en esta ocasión no podía sorprenderme de nada. Sabía que iba a cambiar la hora, así que calmado me puse ha hacer lo que hago todas las tardes, ver series desde el Mac.

Me paré en el lugar acordado y allí estaba, sentada en un banco, un toque al claxón y se acercó hasta la puerta del copiloto. Lo primero que me dijo fue "¿Sin música? Que raro." Se sentó, me dio dos besos y sin tener que decirle nada se puso el cinturón, ya van dos sorpresas en un menos de 10 minutos.

- ¿Que tal estas?
- Pues mira, ya sabes aqui viviendo la vida, como siempre. ¿Y tu?
- Para que quejarme, aunque todo podría ir mejor.

Esas fueron las primeras palabras que cruzamos después de más de un año. Avanzamos por la larga avenida, giramos a la izquierda y terminamos en una tiendecilla que hay cerca de una iglesia, de allí saqué una cerveza de litro, y volví a montarme en el coche.

-¿Sigues teniendo ganas de gritar? - Le dije, y ella me miró sorprendida.
- Pues si que tengo ganas.
- Vale.

Reanudamos la marcha, fuimos callejeando por las calles del centro buscando el mar, hasta llegar a nuestro destino. El Muelle del Tinto. Allí aparqué el coche, nos bajamos y comenzamos a pasear por la parte baja del puente, conforme avanzábamos íbamos subiendo todas las escaleras que veíamos, queríamos estar arriba, como la primera vez que no supimos donde ir o que hacer. Allí terminamos, esta vez si sabíamos lo que queríamos.



"¿Una cerveza rápida el fin de semana?" empecé a recordar el mensaje que me había enviado hace un par de días. "No prometo una conversación cuerda, ni intensa y mucho menos interesante. No es por ti, ni siquiera por mi, es más bien por la cerveza. ¡Te llamo!" ese fue el último sms que me envió mi respuesta "No lo dudaba. Yo tambien voy por la cerveza". Eso fue hace dos días. Y ahora estaba en la zona más alta del Muelle de Mineral, sentado en un banco, con un cigarro en una mano, y con una bolsa de plástico con un litro de cerveza en la otra, y delante mía estaba Lisbeth, no había cambiado absolutamente en nada, al menos físicamente. Seguía igual de delgada, con el pelo alborotado y "recogido" en una extraña coleta, la ropas anchas, camiseta de los Gun's & Roses y encima un chaleco de punto tres tallas más grande. Se sentó delante mía, al otro extremo del banco.

- ¿Cuanto tiempo hacía que no nos veíamos?
- Desde la última vez en Punta.
- Hace ya más de un año entonces...
-¿Tienes todavía el final de la historia? Es la única copia que queda, la tuya. La que publiqué en el blog no es la original, esa solo la tienes tu.
- Está guardada a buen recaudo en un cajón en mi casa de Punta. ¿Te puedo hacer una pregunta? En "Príncipes despeinados..." Aliena le da un bulto a Richard envuelto en una tela. ¿Qué es ese bulto?
- No me jodas Lisbeth, el bulto es el papel que me diste en la escalera. - Me puse de pie encima del banco, intentando rememorar ese momento en las escaleras del Funcadia. - ¡Daniel! - dije con una muy mala emulación de la voz de Lisbeth - Se supone que debe de sonar solemne, espera que lo intento de nuevo. ¡D a n i e l!
- Ahora mucho mejor donde va a parar por dios - Decía mientras reía a carcajadas.
- Toma, léelo cuando creas oportuno. Y te bajaste del escalón y te fuiste. Así sin más.
- ¿Que quieres que haga? Además había algunos compañeros de tu clase mirando. Seguro que te reíste mucho al leer la nota.
- La leí en mi casa, fue cuando creí oportuno.
- Si claro, y nadie de tu clase la leyó ese día ¿verdad?
- Ni siquiera Javi sabe lo que dice la nota a día de hoy. Y ya hace dos años.
- ¿Enserio?
Asentí con la cabeza, y entonces la conversación cambió de tercio. Nos contamos lo que habíamos hecho este verano, que si conciertos, que si fiestas, que si barbacoas, que si para aquí que si para allá. De pronto, sonó su teléfono. Y otra sorpresa más. Antes cada vez que sonaba, se bajaba del coche o se alejaba para que no la oyera, ahora se puso de pie, dio un par de pasos hasta ponerse a un metro detrás de mi, pero su voz sonaba alta y clara. Yo sonreía. Al colgar recuperó su postura sobre el banco, con las piernas cruzadas puestas sobre el asiento. Me miró y me dijo
- Era Daniel
- ¿Yo?
- Algo parecido, oye, me hizo mucha ilusión que me felicitaras para mi cumpleaños. De verdad
- Hice algo de trampa, sabes que no suelo tener muy buena memoria para las fechas, bueno, no tengo buena memoria para nada, pero tu cumpleaños estaba apuntado en la agenda el teléfono y me avisó un rato antes.
- Te he visto estas últimas semanas por la ciudad.
- Muy buen cambio de tercio torera, aunque no se si alegrarme o enfadarme
- ¿Enfadarte?
- ¿Me ves y no me saludas? pues tu me dirás.
- Es que, ¿recuerdas el estanco ese que te dije?, pues Daniel es el dueño, y ahora paso mucho tiempo allí, y hace unos días te vi pasar con tus inseparables gafas de sol y una mochila al hombro. ¿Sabes lo ridícula que me sentí al darte la nota y verme reflejada en tus gafas de sol?
- Saltas de un tema a otro que no veas... me encanta.

Y lo que iba a ser una cerveza rápida terminó siendo una conversación que no quería acabar, hablábamos del pasado, de lo que habíamos hecho desde la última vez que nos vimos, de las últimas semanas, de nuestras aventuras, de lo que había cambiado nuestra vida. En una de estás que empezaba a notar como se me dormía la pierna de estar sentado me levanté, me ajusté la sudadera y al pasar la mano por uno de los bolsillos noté algo que me erizó los pelos del cuerpo. No podía ser, metí la mano con miedo en el bolsillo, cogí lo que había tocado. ¿Porque estas en todos lados?. Una pulsera que pensé que estaba en Cartaya, resulta que llevaba en ese bolsillo desde entonces. Mi cara debía ser un cuadro.

- ¿Que te pasa? ¿Te encuentras mal? - Me dijo preocupada, yo mientras intentaba controlar el nerviosismo y el ataque al corazón que estaba a punto de darme.
- Estoy bien, es solo que .... - Y entonces saliste tu, le conté casi todo, y no me sentó bien.



Volví a conseguir controlar mis nervios e intenté recuperar la cordura, cambiaba de tema pero no podía quitarme de la cabeza tu imagen, no dejaba de tocar y juguetear con la pulsera. Intentaba sonreír, intentaba recuperarme de ese mazazo psicológico, intentaba todo, pero nada funcionaba.

Sentado en el respaldar del banco justo al lado de Lisbeth, ella se levantó, se colocó delante mio, y me dio un abrazo. Lo necesitaba, un abrazo de cualquiera que me apreciara un poco, me vino bien, después se sentó debajo mía, entre mis piernas, mirando a la ciudad. Y así estuvimos otro rato, charlando de cosas sin sentido, hasta que el frío y la necesidad puso fin a esa velada de reencuentro. La dejé donde siempre la dejaba, en la esquina de su casa, pero a diferencia de las otras veces, no esperé a que entrara, cogí el teléfono y avisé de que iba a casa de un amigo un rato. Tenía que probar suerte.

viernes, 21 de octubre de 2011

A por el record

Doscientos cincuenta y nueve mil doscientos, ese es el objetivo, conseguir al menos superarlo en uno solo, son tres días, que por mi parte quiero intentar que se conviertan en...¿una eternidad? no eso es mucho, ¿lo que me queda de vida? eso es poco...bueno, con destrozarlo me vale.

Hay otra cifra, 24, las horas que tiene un día, que parece que no es una cifra homogénea para todas las personas, a veces solo pasan 10 horas y para algunos ya es un día, no lo entiendo bien. Si alguien te pide que hagas algo, por muy incomprensible que parezca intentalo solo es eso, intentarlo. No hay nada imposible os lo aseguro. Si digo que son 24 horas de silencio INTENTALO, no te pido que lo entiendas, SI NO QUE LO HAGAS.

Estoy bastante sensible estos días, se el motivo, pero no se la solución, pero no por eso dejo de intentar seguir adelante. Es la primera vez en mi vida que me rindo, la primera. Tengo que decir que no soy bueno haciéndolo, lo de rendirme digo, pero era eso o intentar una locura, y tal vez terminar en prisión, o saltando al vacío desde cualquier sitio donde al mirar abajo veas el suelo muy lejos, y ni tengo ganas de ir a la carcel ni valor para saltar, y aunque me sobren fuerzas para tirar para delante mi cabeza no es capaz de seguir el ritmo de mi corazón.

Hay más números, pero también hay más cosas, me ha dolido que no me respeten, que no me entiendan me la trae al pairo, pero que no me respeten...si tu me dices que estamos en tu terreno yo te respeto, si tu me dices que es un marrón yo te respeto, si tu me dices que después te vas a sentir mal yo te respeto. Si yo te digo que necesito no hablar...te da igual.

Qué fácil es soltar mierda en un blog, que difícil ponerse en la piel del otro.

martes, 18 de octubre de 2011

¿Casualidad? ¿Destino? ¿Alineación de planetas?

La casualidad no existe, el destino lo escribo yo y lo de la alineación de planetas me parece una auténtica tontería. Pero hoy, cosas de la vida, y pese a no ser un buen día, algo si me ha hecho feliz, por lo menos durante unos minutos, por eso escribo esto.

Si la tarde de ayer dejó varias cosas en el tintero, en la mañana de hoy se han aclarado. Esta tarde estaba un poco apático, consecuencia de algunas cosas de estos últimos días, así que cogí las llaves del coche, el iphone y salí a conducir por la ciudad, sin un rumbo aparente, bueno, miento como un maldito bastardo, si había un rumbo, más bien una ruta, pero ha sido infructuosa, así que decepcionado y desilusionado me fui a mi segunda casa, a tomar un café antes de volver, tampoco me hace falta nadie para disfrutar de un buen café en un buen sitio, así que allí que me fui, a relajarme que falta me hacía, y a intentar no dejar entrever que no ando muy fino ultimamente.

Media hora duró el café, pagué y me marche en busca de mi coche, arranqué, puse música y casi cuando estaba a punto de volver a mi casa (la de verdad) suena el teléfono, "¿un café?" yo no se decir que no, volví a aparcar el coché, me senté en un muro a escuchar música mientras que mi acompañante llegaba y en esas estaba cuando me dio los dos besos de rigor y retornaba de nuevo al sitio de donde había salido unos minutos antes.

Hablando de muchas cosas, que no os interesan por cierto, estuvimos un buen rato, hasta que mi iphone se empeñó en sonar, y bueno, una conversación corta, que me dejó con un mal cuerpo a tener en cuenta y que cambió el rumbo de la conversación. Mi compañera de esa tarde sabe muchas cosas y en mi cara se reflejaba el resto, no hizo falta hablar, seguimos charlando un rato, contándonos nuestras cosas hasta que decidimos dejar de esperar al resto que se supone que iban a venir. Fue entonces cuando estaba en lo más bajo de las sensaciones que puedas describir. Me despedí de ella, me monté en mi coche y esta vez si, me disponía a volver a casa.

Siempre la misma maniobra, un poco a la derecha, para poder hacer un giro a la izquierda, y seguir la carretera hasta mi casa, así que, giro a la derecha, avanzo unos metros, giro a la izquierda, pasando por una zona de aparcamientos, paralela a la carretera que tengo que coger, cuando me paro para incorporarme veo algo que me resulta familiar, una silueta. Avanzo despacio para ver si no estoy sufriendo una alucinación, y no, efectivamente no era una alucinación, dos toques al claxon, y un gesto con la mano (no podía pararme) y sin explicación ninguna sonrío.

Supongo que sonrío porque anoche estuve escribiendo la historia, supongo que sonrío porque esta mañana he escrito sobre ella, supongo que sonrío por que lo de hoy ha sido una "casualidad" o una jugada maestra del "Destino" o... ¿Alguien sabe si había una "alineación de planetas"?

La cosa es que esto va a ser algo efímero, de hecho, ahora que termino de escribir me pregunto quien cojones iba contigo y porque demonios me enveneno tanto con estas cosas.

Alaikum y las balanzas

Solo he necesitado una noche, volver cerca de donde una vez fui feliz, que ironía, hace algunas entradas decía que nunca deberías volver donde una vez fuiste feliz, pero claro, si la casa es de mi familia, y me apetecía y necesitaba desconectar, que mejor sitio que ese.

Una tarde, un amigo, una excusa, una guitarra, una conversación, varias cervezas y un par de copas de ron. Con eso empezó todo de nuevo. Tal vez Javi tenga razón, y "necesites a Gaia" o lo que ella te enseñó, la historia no se repite, pero si se recuerda y más cuando la estás escribiendo de nuevo, intentando recordar los detalles para plasmarlos con palabras y llevarlos a otra época.

Que injusta es la memoria, y que verdad es que la diosa justicia es ciega, y que a veces las balanzas no van como a uno le gustaría, y echamos más peso donde más duele, y dejamos pasar lo que nos hace sentir bien, aunque tampoco sea bueno para uno mismo, pero al menos, te demuestra que le importas, y que estaría dispuesto a cualquier cosa por ti.

Balanzas, Gaia, Alaikum, maravillas, cuantas cosas en mi cabeza en una sola noche, cuantas cosas por hacer y decir, y que complicado es plasmarlo todo aquí. Las balanzas no están equilibradas, Gaia y Alaikum vuelven a tu cabeza y tu amigo las empuja para que reacciones de una maldita vez, que hagas algo.

Tu amigo sabe por noches como la de ayer, que no estás bien, que necesitas algo que te diga por donde ir y que hacer, algo que te haga que la balanza caiga definitivamente de tu lado, o que saltes de ella esperando que alguien frene tu caída y te diga ¿donde te habías metido?

domingo, 16 de octubre de 2011

Nada Especial

Me duele la cabeza, y eso suele ser sintoma de exceso de presión dentro de ella, y necesito abrir la válvula de seguridad para que no explote, y mi via de escape es esta. Escribir. Después de tres días escribiendo sobre Príncipes hoy le voy a dar descanso, bastante ha tenido Richard con cambiar su nombre a Russel, como para intentar conseguir algo que cada vez es más difícil, que gran fallo ese, ¿cómo se me pudo pasar por alto ese detalle?

Lo que os decía, me duele la cabeza y ayer creo que ya tuve el primer aviso de mis pulmones, no me dijeron expresamente que dejara de fumar (no he oído nunca un pulmón hablar) pero creo que el mensaje fue claro, "o reduces tu consumo o nos negamos a trabajar" y creo que sin pulmones me iba a costar trabajo terminar la historia.

Me he dado cuenta en estos días que nada es lo que parece, que todo tiene un doble sentido, y que a veces decimos cosas que no sentimos por que confundimos casi todo, será la falta de costumbre. También me he dado cuenta de que es mejor ser un poco becerro para que no te olviden y que ser alguien normal no te hace nada especial por eso mismo, porque eres normal y si eres bueno, tampoco sirve de mucho, lo mejor es ser un poco cafre.

Siempre te recordaran por eso, siempre. Anoche me quedé pensando que pensarán de mi los que me conocen dentro de un año. justo un año. ¿Que recordarán de mi los que hace un año estuvieron conmigo? ¿Que recuerdos tiene la gente de mi cuando vuelve a un sitio que compartimos? ¿Necesitaré tiempo para que alguien recuerde que alguna vez...?

No es nada especial, no tiene sentido nada de lo que escribo, y la cabeza me duele más. Solo una pregunta más ¿Porqué?.

Capítulo 2 (Fragmento) - Príncipes Despeinados...-

Volvió a cubrir el objeto con la misma tela, casi en la misma forma, fue a su cuarto y lo guardó a buen recaudo al fondo de uno de los cajones, cogió algo de abrigo del armario, la capa con capucha que le regaló su padre hace un par de años y se fue a la cuadra, allí esperaba Emperador, que al verlo entrar y coger la silla de montar se alegró, hacía tiempo que no iba a lomos de ese brioso corcel, ajustó los aparejos del caballo abrió las puertas y salió a toda prisa, la lluvia caía con fuerza, el caballo caminaba seguro por las calles de Fumaces, el destino Carteia, el antiguo hogar de Russel, por delante dos días de camino, en su caballo, solo lo puesto, una pequeña bolsa con algo de dinero y una daga bajo la capa por lo que pudiera pasar. 

El viaje se hizo largo y duro, no paró de llover en todo el trayecto, al llegar a su destino la desolación se apoderó del obrero, paró delante de un castillo inmenso, que parecía abandonado desde hacía tiempo y maltratado por la guerra que sufría la región, esa maldita guerra. Bajó de su caballo al pie de la escalinata principal, y tiró de él hacia la puerta que daba acceso al patio de armas, empujó la puerta y esta se abrió sin oponer ninguna resistencia, al entrar todo seguía prácticamente igual que la última vez que estuvo allí, la única diferencia era que ahora no había nadie, ni nada, solo silencio, un silencio que helaba la sangre, en un día que además daba facilidades para eso, oscuro, lluvioso y ese castillo. Dejó a Emperador en una de las cuadras, buscó algo para que comiera, y entró por la cocina al castillo, esa puerta siempre estaba abierta. Accedió al interior, y allí es donde se dio cuenta que hizo lo correcto esa tarde. Estaba todo destrozado, solo algunos tapices de las paredes del salón que había en la entrada estaban enteros, algunas alfombras de los pasillos habían sido arrancadas y la inmensa mayoría de los cuadros ya no estaban, paseó por las habitaciones, llenas de recuerdos todas, se dirigió a la tercera planta, al subir las escaleras vio el largo pasillo que conducía hacia una puerta de doble hoja, en cada una de ellas una espada tallada, empuñada por sendos caballeros ataviados con sus correspondientes armaduras. Empujó ambas a la vez, y se abrieron con dificultad, consiguió pasar al otro lado sin tener que abrirlas enteras, al hacerlo le dio un vuelco el corazón, nada estaba donde debería, había restos de flechas esparcidos por el suelo, un escudo cerca de la ventana que daba acceso a una inmensa terraza, un poco más cerca donde una vez hubo una cama se encontró una espada, se acercó hasta ella con los ojos a punto de romper a llorar, se quitó la capucha de la capa, y se arrodilló junto a la espada, acariciando la empuñadura y observando la hoja, la cogió y miró alrededor buscando la funda, la encontró detrás de la puerta, se puso el cinto y enfundó la espada, giró sobre si mismo y se fue hacia el ventanal, recogió el escudo, pasó los dedos por los bordes y abrió el ventanal. Había escampado, y el sol empezaba a asomar entre las nubes, volvió a entrar y sin mirar a ningún sitio, con su espada y su escudo bajó hasta las caballerizas de nuevo. Ajustó el escudo a la montura, la espada se la colocó a la espalda, montó en Emperador y comenzó su viaje de retorno a Fumaces. Al salir por la puerta que daba acceso a las cuadras, bordeó el castillo hasta la entrada principal, bajó de nuevo de su caballo, miró hacía la ventana donde unos momentos antes se había asomado, después miró al cielo, de nuevo cubierto y amenazando lluvia, y esta vez no pudo aguantarlo, la lágrima que llevaba tiempo aguantando por fin brotó de sus ojos, resbaló por sus mejillas, pasó rozando su mal cuidada perilla y se terminó deshaciendo al caer al suelo. Comenzó a llover, se colocó la capucha, montó en el caballo blanco que seguía a su lado prácticamente inmóvil, y sin volver la vista atrás salió como alma que lleva el diablo de nuevo hacia Fumaces.


Todo estaba lleno de agua y barro, al entrar en la casa de su amigo Philip se quedó atónito y se preguntaba que demonios había estado haciendo esos 5 días que llevaba sin verlo, se acercó a la habitación y lo encontró tendido bocabajo en su cama sobre un escudo y empuñando una espada con la mano derecha. Se quedó petrificado durante un instante, y la primera reacción fue correr y zarandearlo para ver ver si seguía con vida. Reaccionó al primer golpe, soltando la espada y maldiciendo todo lo que pudo.

- ¡¿Que haces Philip?!
- Pensé que…
- Pensé, pensé, pensé, ¿estas loco? ¡casi me matas del susto!
- Que casi… Maldita sea Russel, llevaba 5 días sin saber de ti, llego a tu casa y la encuentro patas arriba y llena de barro, y al entrar en tu alcoba te veo bocabajo sobre un escudo con una espada en la mano y sin moverte. ¿no sabes respirar mientras duermes?.

Russel miró a Philip a los ojos, así aguantó unos segundos, hasta que de repente rompió a reír.
- Ven aquí amigo mío.
- No me hace ninguna gracia Russel
- Ni a mi, no me gusta que me despierten así después de un viaje tan duro compañero.
- ¿Viaje? Con razón no te he visto por la taberna estos días. ¿donde has estado?
- Tenía que visitar un lugar, pronto te llevaré y te explicaré algunas cosas que debes saber.
- Eres muy raro Russel, pero me caes bien, anda, te ayudo a poner un poco de orden en esta zahurda que tienes por casa y te invito a unas cervezas en la taberna, además me han preguntado por ti varias veces y creo que deberías plantearte algunas cosas
- ¿te han preguntado por mi? No se si…
- Luego te cuento Russel, ahora arreglemos todo esto.

viernes, 14 de octubre de 2011

Capítulo 1 (Final) - Príncipes Despeinados...-


Deambuló por las calles cercanas a su casa y sin percatarse ni saber como terminó en la puerta de la Taberna, entró y entre todas las personas reconoció a su amigo Philip, se acercó a él y sin mediar palabra se sentó a su lado, no hizo falta hablar, se conocían lo suficiente como para saber que algo le pasaba  a su compañero. Un golpecito en la espalda, un sorbo a la cerveza y la conversación empezó sola, "estoy muy contento en la obra contigo" un nuevo trago, "no se que le pasa a Elisabeth", y siguieron charlando sin parar, saltando de un tema a otro sin ningún sentido, cuando las cervezas empezaron a causar problemas en la vocalización Russel dijo basta, su amigo pagó las rondas y salieron juntos, en la puerta de la Taberna le dio un abrazo y como en tantas otras ocasiones, sin venir a cuento, le dijo:
- Se que eres capaz de solucionar cualquier problema, por cierto ¿Que había en la tela que te dieron esta mañana?
Se buscó en los pantalones, el bulto todavía estaba allí, se lo enseñó a Philip.
- No lo sé, creo que todavía no ha llegado el momento. - Una sonrisa se dibujó en su cara - Algún día te lo diré, ahora habrá que irse a descansar ¿no?

El sol parecía inquieto por salir esa mañana, eso unido a la ingesta de cerveza de la noche anterior hicieron que levantarse fuera algo más que complicado, aún así y a duras penas lo consiguió. Se vistió con premura pues se le hacía tarde, cogió un mendrugo de pan que había en la cocina y volvió a la habitación. En la cama, inmóvil, su compañera dormía, no lo sintió llegar anoche, y ahora tampoco lo sentía irse, Russel bajó la cabeza y salió rumbo a la construcción. El sol empezaba a calentar tímidamente, las gentes salían de sus casas dirección a sus diferentes labores, esa mañana sí que vio a Aliena, esa misma mañana si que le sostuvo la mirada, y le dedicó una sonrisa de complicidad, esa mañana trabajó con muchas ganas, más que de costumbre, esa mañana no se podía imaginar que al caer la tarde su vida iba a cambiar.

El muro este de la nueva iglesia empezaba a tomar forma, ya se levantaba algo más de dos metros, la argamasa empezaba a endurecerse y todo parecía ir cumpliendo los plazos previstos. Philip se acercó a su amigo para decirle que había hablado con Stephen y que hoy saldrían antes ya que la construcción iba mejor de lo esperado, les iba a dar unas horas más de descanso de lo normal, un merecido premio, a unos buenos trabajadores, que día tras día trabajaban sin descanso casi hasta la extenuación.

Comenzaba a caer el sol cuando Stephen, el jefe de obra hizo sonar la campana dando por finalizada la jornada de hoy, por lo general, cuando salían antes de tiempo los obreros se iban a la taberna a disfrutar de una cerveza tranquilos antes de volver a casa, pero hoy Russel no quería entretenerse, prefirió irse a casa y charlar y pasar la tarde con Elisabeth. Salió de la obra sin despedirse de nadie, ni de su amigo Philip, con paso firme y ligero recorrió las calles que le llevaban hasta su casa, y entró saludando con alegría.
- ¡Elisabeth! estoy en casa. ¿Porque no te arreglas un poco y nos vamos a pasear por la Alameda? - no hubo respuesta, y Russel insirió - ¿Elisabeth? ¿Estás en casa? - Pasó del comedor a la cocina, y de ahí al baño, llamando a su compañera, sin obtener ninguna señal por parte de ella, sin encontrarla. Llegó a la habitación, el armario estaba abierto, las ropas de ella no estaban en su sitio, sobre la cama, aún desecha había una nota.

"Lo siento Russel, siento no estar a la altura de las circunstancias y los problemas que tenemos, he intentado ser feliz y estar contigo, pero toda esta situación me sobrepasa. Sabes que hubiera estado contigo hasta el fin del mundo, o eso pensaba yo. Bien sabe Dios que lo he intentado, que te he querido más de lo que he podido, pero no puedo soportar ver como te hundes y me arrastras contigo. Vuelvo a mi hogar, vuelvo a mi vida. Espero que algún día nuestros caminos se vuelvan a cruzar, y espero que todo te vaya mejor que ahora.

Siempre Tuya Elisabeth"

Se sentó en la cama con la nota entre las manos, para su sorpresa no lloraba, no le salía, no era capaz. Sentía que era lo mejor que le había pasado ¿una carga menos? tal vez fuera eso, pero si antes se sentía solo, ahora además de sentirse, lo iba a estar de verdad.

jueves, 13 de octubre de 2011

Veintitres

Creo que ya hace casi un año, no puedo decirlo con certeza, pero más o menos es el tiempo que hace que escuché hablar por primera vez de él. Siendo sincero, tampoco presté mucha atención, por que quien hablaba no era alguien con quien solía hablar (nada que ver con lo que pasa ahora), y es que, hace casi 365 días oí hablar del amigo de alguien que tocaba la guitarra.

Por aquel entonces no tenía muy claro para que servía tuiter, ni que importancia tenía que alguien te siguiera, ni seguir a alguien. Por aquel entonces, mi relación con la música era simplemente divertirme o entretenerme. Por aquel entonces, no sabía nada de lo que me esperaba.

Conforme fue avanzando el tiempo, y los meses iban pasando empecé a tener cierta relación con alguien a quien jamás había visto, con quien jamás había hablado en persona y con quien en poco tiempo, había entablado cierta relación a distancia y online.

Lo que si recuerdo es la primera vez que hablé con él, se acercó a mi, me dijo "Hola Dani, soy Enrique" y ante mi cara de asombro y con el micrófono en la mano, pedí paso a los compañeros y le hice una entrevista al "Esloveno" del recre, ¿Te acuerdas? después tuve que irme me reclamaban en otro sitio, y no te volví a ver, aunque seguimos hablando via tuiter, y me uní a tu flickr para ponerme los dientes largos de lo que veías en tus viajes, envidia de las dos, de la buena y de la mala.

Tras ese encuentro volvimos a cruzarnos en mi segunda casa, La Casona, en Semana Santa, ibas a cenar, no recuerdo con quien, pero volviste a ser tu el que se acercó a mi para saludar, me alegro de eso. después de ese día, solo mensajes, y preparativos para tu llegada. Todos teníamos ganas de verte, yo de poder conocerte por fin, de no ser siempre encontronazos fugaces, de que te sentaras delante mio y escucharte tocar la guitarra, esa que el amigo común que tenemos, el que tan bien habla de ti, el que tanto te aprecia, me había dicho que hacías sonar como nadie.

Y así fue, unos días antes del concierto de Andrés Calamaro. Ese día coincidimos al fin, pudimos charlar sin prisa y desde entonces, bueno, ha pasado de todo. Incluso malentendidos, y muchos momentos inolvidables e irrepetibles,  pero ¿sabes de lo que más me alegro? de poder escribirte esto, y poder decirte que estoy feliz de mi participación activa en tu 23 cumpleaños.

Felicidades Enrique García Bolaños.


Espero estar en el próximo también.

miércoles, 5 de octubre de 2011

¿El primero o el último?

Nadie me dijo que fuera fácil. En realidad nadie me dijo que fuera posible. Voy a ser sincero, ni yo pensaba que algo así pudiera pasar. No he tenido intención de nada, desde hace un año y algo jamás he intentado nada, decidí dejar que las cosas siguieran su curso, y centrarme en mi, en mis estudios y mi trabajo, bastante tenía yo con eso. Pero ¿que pasa cuando terminas de estudiar? ¿que pasa si además te quedas sin curro? ¿que pasa si al centrarte en ti pasa algo que no esperabas?


No tengo muy claro en que momento pasó, ni pretendo recordarlo, solo recuerdo (y eso es todo un logro) que pasó, en algún momento surgió, y nada más. A veces piensa que solo busco placer, otras que estoy loco, la mayoría de las veces dice que soy idiota, y tal vez tenga razón, pero también soy muy cabezota, y pienso y siento que todo eso lo dice por un posible miedo a sentirse diferente. En parte la entiendo, es algo normal, se que la situación no es fácil, ya es difícil para mi, cuanto más para ella, tal vez si hubiera aparecido un año antes...pero eso no lo puedo cambiar, pero si puedo cambiar su forma de pensar, intentar que tenga menos miedo, que se centre en lo que le interesa, pero sobre todo en hacerla feliz, aunque me cueste mi salud mental. 

No soy muy dado a hacer locuras, pero reconozco que algo se despertó en mi hace unos meses, algo que no esperaba que me pasara nunca, y que ... como decirlo y que suene creíble, o mejor para que lo entiendas... LO JURO POR LO QUE MÁS ME IMPORTA EN ESTA VIDA, que nunca me he sentido así, como ahora, que soy capaz de cualquier cosa, incluso de sufrir lo insufrible por hacerla feliz, soy capaz de lo que sea por sacarle una sonrisa, aunque yo no la vea, soy capaz....

Y se que todo este esfuerzo y sacrificio no cae en saco roto, se que ella, aunque se lo niegue una y otra vez, aunque me saque de mis casillas, aunque siempre diga lo contrario... se que es recíproco, pero no la voy a obligar a nada, no me hace falta, solo quiero que esté ahí, siempre ahí, si no hay besos que no los haya, si no nos vemos, pues nada, sin vernos, lo único que quiero es que no haya otro, quiero ser yo, y por una vez, me da igual no ser el primero, lo que tengo muy claro es que quiero ser el último. El último en besarte, el último en abrazarte, el último en tenerte, el último en todo, porque se que siendo el último contigo, seré el primero en otras muchas cosas. Seré el primero en la lista de hombres felices, seré el primero en tu mente y corazón, seré el primero en tus prioridades, seré el primero en verte sonreír como nunca nadie te ha visto, seré el primero en recibir todo lo que tienes que dar, seré el primero, cuando sea el último en tu vida.

Pero hasta entonces, no tengo prisa, quiero que sigas como hasta ahora, que vivas tu vida, que recuerdes que estoy aquí, que sepas que no tengo intención de irme, y que si quieres que desaparezca solo tienes que decirme que te has enamorado de otro, y que ya no voy a ser el último.

Se que eso no va a pasar, no me preguntes por que, simplemente lo sé. Ahora, sigue con tu vida, que yo seguiré cuidando de ti, esté donde esté y a la distancia que esté, ¿Lo sabes? seguro que sí.

martes, 4 de octubre de 2011

Tres Días

Recién llegado de Toledo, de un viaje relámpago para ver a un nuevo sobrino postizo, pero al que ya quiero como si fuera de mi sangre, tres días, más de 1000 km, dos noches, unos padres orgullosos, unos amigos que ya quisieran otros, y unas experiencias inolvidables. Marcos ha conseguido muchas cosas, Marcos, mi nuevo sobrino, y sus padres(Juan y Ana), y mi hermana.

Aunque haya sido un viaje casi de ir y venir, me ha dado tiempo ha hacer muchas cosas, he conocido a Marcos, que es el motivo principal del viaje, he paseado de nuevo por las calles de Yuncler de la Sagra, pueblo pintoresco donde los haya en esa Castilla mágica, me han dejado conducir un Passat, he ido a Alcorcon a ver a mi prima, su marido y sus hijos, he estado en un encierro, pero sobre todo... me he dado cuenta de algo.

No llevo bien las separaciones, y eso que sabía que iba a volver, pero no me preguntes por que... notaba que me faltaba algo, y no me he separado del teléfono en ningún momento, tanto es así que he tenido que recargarlo dos veces al día, porque le fundía la batería de tanto mirarlo y hacer cosas con él. Fotos y videos, para hacer más llevadero esos casi 600 km que había entre tu y yo, y es que como dice una canción...


¡¡Te he echado de menos!!